Debo confesar que soy muy, pero muy pequeña, por lo que desde la adolescencia necesité cortaran mis pantalones; mucho tiempo lo hizo mi mamá y yo quedaba muy conforme, pero unos años después, llegó la moda de los pantalones embarrados y a mi hermano le dio por entubar todos los ejemplares que tenia en el closet. En ese momento a mi mama le surgió la necesidad de un sastre. Hace un par de años, llegó a la colonia un chavo chaparrito y muy buena onda que puso su sastrería en Vito Alessio Robles 137, y hasta yo aceptó que no pudo llegar en mejor momento. «El sastrecillo valiente», como le dice mi papá, puede arreglar desde un botón hasta una vastilla mal hecha, y claro como todo sastre, hacer ropa a la medida. El joven es muy bueno trabajando y además bastante rápido, pues incluso hace trabajos«al vapor» para esos eventos inesperados. Entonces ya sabes, ¿necesitas hacer un dobladillo y no sabes cómo? No te quiebres la cabeza, el sastre de Jacarandas te sacará del apuro.