Se visten niños dios, Ruiz Cortínez

A pesar de que no soy católico, ese pequeñito negocio me impresionó. No por la tecnología o las sumas de dinero que manejen, sino por la dedicación que le ponen a esto. Vestir a un niño dios no es sólo ponerle ropa, quiere decir restaurar sus abolladuras con amor maternal divino, pintar lo despintado; casi como revivir a Cristo. Es sugerente que este negocio sea temporal y se promocione sólo durante los 2 meses después de la temporada navideña, pues significa que en los demás meses no hay atención a los niños dioses y que éstos fueron utilizados en las fechas decembrinas.
Es una casa humilde con muchas intenciones buenas de servir a dios y la sociedad. Creo que es un negocio amable con un sentido místico que yo no comprendo cabalmente.