Tortas frías, es un oximorón para mí, por donde se vean y quién las prepare. No entiendo comer una torta de mortadela o sardina, menos de pastel de pollo. Hay que ser una persona de mente abierta e ideas libres sobre lo que significa una torta. En la Texcocana de la Colonia Juárez sucede que es un safari entrar a pedir un bocadillo, porque hay tortas para todos los gustos, aunque a uno no le gusten mucho las tortas o ni siquiera le gusten pues ¿cómo resistirse a una torta de aguacate? o a la excesiva en contenido: tortita de carnitas. Yo no comprendo, pero a veces pienso mucho cuando veo el local de la Texcocana: ¿porqué luce semivacío? ¿es que son una dura competencia las frescas y saludables ensaladas que venden sus vecinos? Creo que de la misma manera en que entra un cardumen de oficinistas por sus tortas, con la misma velocidad son despachados y se retiran a terminar su día. Por eso creo que es un local sin tumultos y con una extraordinaria tranquilidad en la agitada Colonia Juárez.