Éste lugar es de mis favoritos. Prácticamente consta de una parrilla y una respectiva barra que dan a la banqueta: entonces uno llega caminando, pide, se sienta en unos bancos dispuestos para tal efecto, y se recarga en la barra, a esperar, y a comer(o pide para llevar). A la derecha de la barra hay un zaguán que antes permanecía abierto para permitir el ingreso a un patio en donde había un par de mesas, bastante modestas. Hoy sólo quedan los bancos. Me imagino que se trata de una casa; para ser honestos nunca lo he investigado. El asunto para mí son las excelentes tortas del lugar. También venden tacos, alambres, y quizá algo más, pero nunca he pedido algo que no sea una torta: hay de milanesa, pierna, bistek… pero la mejor es la de pastor con queso. Usan pan con ajonjolí y el tamaño es suculento. Al prepararla el de la parrilla ofrece«rajas o chilpotles». Cualquiera de estas opciones es una delicia, y también hay salsas roja y verde sobre la barra. Al lado hay una tienda de abarrotes, pero la verdad a mí se me hace de mal gusto ir ahí a comprar el refresco para no gastar. Me atengo siempre a los refrescos bien fríos que me puedan ofrecer: un Jarrito de piña está perfecto.