¿Otra vez los niños del barrio rompieron tu ventana? Los escuchaste correr, oíste sus cándidas risas y los pasitos alejándose. Te quedas con el balón: cómo odias el fútbol. En la papalina tus amigos se pusieron intensos y azotaron sus vasos contra la mesa; la masa no piensa. Pletóricos de alcohol, su bebida atravesó los vidrios y cayeron los pedazos como esquirlas bajo una noche lluviosa. La banda no se atreve a tocar el timbre; es muy tarde. En cambio, prefieren aventar piedras a la ventana que da a tu cuarto. Como no los pelas, las pedradas se vuelven más intensas, el sonido del golpeteo incrementa. TA, TA, TA, TA, TA. Después de un tiempo, el ruido seco de los impactos cesa de repente: la única evidencia; la grieta en el cristal. En vidrios Solano se conocen todas las historias sobre vidrios rotos. Su especialidad, recomponer los partes que conforman la imagen total.