De vez en cuando, darse pequeños gustos se vale. Sorprender a nuestras parejas o fulan@s que nos interesa también, y si les acomoda el sur, invitarlos al Vivant los dejará en un muy buen concepto por su cocina francesa/internacional. El ambiente es íntimo y la carta vastísima donde la sopa de cebolla(que tiene su truco para comerse por el recipiente en el que la dan) y las brochetas de camarón a dos salsas son sus protagonistas. Es importante que consideren el tipo de atención que recibirán porque contrario a la tendencia, en el Vivant«dejan a los comensales ser» o sea no estarán sobre ustedes a menos que lo soliciten, pero sí no exigen, el servicio les será de lo más tardado que puedan encontrar. Mi sugerencia es hacer reservación para asegurar su lugar en terraza o donde más les guste. Dejen que los meseros les sugieran un platillo acorde a sus gustos por ejemplo, yo le dije al que nos atendió que tenía ganas de comer carne y me recomendó el rib eye con papa al horno. Delicioso. No soy afecta al pastel tiramisú pero dicen que todo mundo lo escoge por estar bañado en salsa de frutos rojos, inténtelo.