En el pincel encontrarás las herramientas que necesitas para pintar un buen cuadro, pues al entrar notarás los estantes que llegan hasta el techo repletos de herramientas que no te imaginabas podías usar para crearlo. Es un lugar de tradición, también es familiar y sobre todo atendido por expertos que están dispuestos a contestar cuantas dudas tengas en mente. Podrías entrar aquí sin saber nada sobre el tema y los dependientes serán pacientes e incluso te recomendarán que es lo que mejor se ajusta a la idea que quieres materializar. Caballetes, cuadros, revistas sobre como pintar, espátulas especiales, muñecos de madera articulados y un increíble etcétera es lo que podrás notar al entrar. La calidad es muy buena, tanto en pinturas como en pinceles, pues he comprado pinturas en distintos intervalos de tiempo y ello no ha afectado para nada en su calidad. Ojo: No cuentan con estacionamiento y al ser una calle muy concurrida, te recomiendo buscar espacio en los alrededores.