Es una obra de 1764 mandada a construir por el virrey Joaquín de Montserrat para solucionar el problema de abastecimiento de agua en la región y a la Basílica de los Remedios. Antes habían dos sifones de extracción, torres con forma de torre de Babel que ahora se conocen como los caracoles. Ambos se hallan en el inicio y fin del acueducto. Están en ruinas y bastante descuidados. Yo no sabía que había un acueducto en el área metropolitana. Me impresioné mucho al verlo y viajé sólo para conocer el lugar. Tiene 50 arcos y aproximadamente 500 metros de longitud, en su punto más alto son 16 metros de altura. Me gustaron los arcos de columnas de cantera alargados, hacen de todo el conjunto una obra estética y ligera. No está chido que un lugar así permanezca en el descuido. Los alrededores son feos y en el camellón del acueducto que podría estar lleno de jardines o fuentes, sólo los perros paseen depositando sus heces o la gente basura. Las calles aledañas podrían ser lugares para cafes, restaurantes, un corredor peatonal lindo. Si te late ver arquitectura civil es un buen lugar, pero el viaje podría decepcionarte si buscas no solo recorrer la obra de ingeniería sino pasar un rato agradable o pasear. Muy cerca está el parque de los remedios un área natural donde sí podrás pasar un buen rato y no muy lejos las fondas y el pulque afuera de la Basílica.