El Típico

Abierto de 8 a 6.
Pedimos memelas y huevos rancheros para desayunar: Delicioso todo. Muy buen servicio.
Está ubicado en un barrio muy tranquilo, alejado de la locura turística de las calles cercanas al zócalo.

Otro restaurante tradicional bastante bueno, con esa sazón de fonda que se agradece, aunque con platillos más elaborados, siempre en la línea de lo regional.
Es un espacio pequeño, dos habitaciones con mesas, bien atendidas por varios meseros, siempre atentos y serviciales. La decoración es también sencilla, tradicional y sin ninguna pretensión: flores artificiales, muros repletos de cuadros con motivos folclóricos y fotografías con algunos comensales famosos (Mel Gibson, por ejemplo) que son el punto de atención mientras esperas que te sirvan la comida o el desayuno.
Sus platillos suelen ser deliciosos, desde los típicos, como tlayudas o tasajo, hasta los más elaborados, como el verde de espinazo. Tienen un sistema de plato del día, así que depende de qué día vayas qué opciones encontrarás. Ofrecen tortillas a mano, mezcal de la casa, además de un ameno ambiente familiar, con ocasionales músicos prestos para las complacencias mediante módica propina. Un lugar perfecto para una agradable sobremesa, y para llevar a los visitantes en busca del buen sazón oaxaqueño.

El típico le hace honor a su nombre pues en este clásico se crean maravillas gastronómicas sencillas pero con ese sazón de la cocina tradicional Oaxaqueña.
Cuando voy, no me pierdo por nada del mundo las maravillosas guías con tasajo, los chiles de agua rellenos o la sopa de guías. Clásicos que debes conocer.
Además, el lugar es todo un disfrute, pues goza de una decoración muy clásica mexicana que te podrá remontar a algún parador de pueblo pero estando en la Ciudad.
Otro atributo de este lugar son las cervezas, las sirven extremadamente frías, convirtiéndose en uno de mis refugios predilectos para la temporada calurosa de la primavera.
Su servicio y precios son otros buenos puntos de este lugar. Así que no hay porque dudar en visitar este clásico Oaxaqueño

Hola chic@s:
Como saben la gastronomía oaxaqueña es muy amplia, pero muy pocos restaurantes ofrecen ese buen sabor que queremos probar, sobre todo para los principiantes que no conocen muy bien los platillos de Oaxaca; por lo que les recomiendo que vayan al Restaurante El Típico, como su primera vez para que prueben un poco de ese sazón y vayan conociendo más de cada platillo.
El Típico es un restaurante que se dedica exclusivamente a la gastronomía oaxaqueña, igual ya tiene varios años dando servicio en la Ciudad de Oaxaca; antes se localizaba en la calle de Libres; pero hace algunos años se cambiaron para Zarate; fue muy bueno debido a que ahora cuentan con mejor espacio y ambiente. Cuentan con servicio a la carta, es bueno para hacer reuniones o eventos, al igual que es ideal para ir a comer con la familia un fin de semana; lo que me gusto del lugar fue su botana oaxaqueña y el amarillo; de verdad debes de pedirlo, la primera como entrada y la segunda como un plato fuerte.
El servicio del personal es bueno y amable, la mayoría de las veces vas a encontrar a los dueños en el restaurante y hasta pueden ser tus meseros; igual es ideal para que vayas a desayunar; eso sí no es tan económico; por lo que le sugiero al lugar que no exagere con los precios; que piense un poco para poder cambiarlos. Así que ya sabes donde puedes ir a probar una comida típica de Oaxaca y con un rico sazón.

Este restaurante me ha gustado por su buen ambiente y la musica en vivo que hay, aparte la comida tiene un sazón especial pero si no te gusta lo picante deberias de decirlo desde que ordenas ya que suelen pasarse un poco con ese ingrediente.
Casi todos los platillos tienen ensalada y un dato importante es que el dueño atiende a todos los clientes o al menos trata de hacerlo en su mayoría.
Puedes elegir entre comer dentro o fuera ya que tiene un jardin con muchas flores y queda muy bien si vas acompañado ya que pueden tener una conversación bastante amena mientras esperan su orden ya que son un poco tardados.
Aquí sirven comida Oaxaqueña así que como sabras casi todo es acompañado por tasajo y a mi gusto lo mejor de aqui son los huevos rancheros con tasajo y para acompañar un café con mucho sabor a Oaxaca.
No necesitan reservar, siempre hay lugar.

Estar en el centro histórico y no pasar a conocer el restaurante El Típico es imperdonable pues sin duda es uno de los lugares más recomendados de quienes ya conocemos el sitio.
Es un restaurante con estilo muy propio y original, es grande adornado con papel picado y muchas flores con un ambiente familiar muy agradable y en el encontrarás platillos típicos de Oaxaca pero en especial lo que les recomiendo que pidan son los frijoles con patitas de puerco que ¡ufff! En verdad son una verdadera delicia y no solo eso, cada semana encontrarás platillos diferentes y los de siempre que están en el menú de la carta, en cuanto a la bebida pues hay de todo la clásica cerveza, aguas frescas y el típico delicioso mezcal para acompañar tus alimentos. Además la atención de los empleados es de diez y si tienes suerte te atenderá el mismísimo dueño, por cierto un señor a todo dar que siempre está al pendiente de que no te falte nada.
Es importante mencionar que es un lugar bastante visitado y ahora ya hasta famoso, por ello tienen que saber que no es un lugar precisamente barato pero sí tiene otros buenos detalles como son las formas de pago y que cuenta con estacionamiento. En fin, me faltan las líneas para hablar de lo bueno que es este lugar, visítalo y consiente a tu paladar.

Soy de las que prefiere ir a los restaurantes a desayunar, cuando despierto me encantaría tener ya servido un delicioso desayuno, sin embargo, como no me pasa es, prefiero ir a algún restaurante y ordenar algo que se me antoje de su carta.
Un día, mientras nuestra primer opción está llena hasta el tope y no queríamos esperar, pasamos por El Típico, el lugar se ve nada pretencioso, así que decidimos probar suerte. Nada mejor que empezar tu día sentada en una jardín rodeada de plantas y pajarillos cantando, así que el lugar en la parte de atrás tenía disponibles unas mesas en un pequeño y sencillo jardín.
El mesero inmediatamente nos saludó y dejo su carta. Pude ver que era vareada, además de encontrar los tradicionales desayunos de entomatadas, enchiladas y enfrijoladas y los clásicos huevos al gusto, había algunas otras opciones como pollo frito al orégano y hasta rajas de chile de agua para acompañar.
Mi elección fueron las enfrijoladas con tasajo, y como soy fan de los chiles de agua, pedí unos para acompañar. Como la mesa que pedimos tenía vista a la cocina, me percaté como una de las empleadas sacaba del refrigerador un jugo de limón que inspeccionó y probó para ver si estaba en condiciones de usarse, una vez pasado su «control de calidad» procedió a meterse a la cocina.
Nuestro desayuno llegó poco a poco, primero el chocolate, que ya estaba frío y algo dulce, y después nuestros platillos, nada mal a decir verdad, aunque no son memorables. Las rajas de chile de agua no estaban bien asadas y ¡oh sorpresa! El jugo de limón que las acompañaba estaba frío.
Probablemente si hubieras elegido una de las mesas del interior nuestra experiencia hubiera sido distinta, sin embargo no me quedaron muchos ánimos de volver. Puede que si me inviten a comer ahí acepte, pero no muy emocionada en realidad.

Si un día te quieres lucir con alguien y presumir lo que es una buena comida oaxaqueña tienes que venir a este lugar. Aquí podrás encontrar todos los platillos oaxaqueños como deben saber los verdaderos platillos oaxaqueños. Todo se vive en un ambiente familiar muy agradable para todos. Los precios son de verdad para brincar de gusto. Yo no sé si les ha pasado que luego van a lugares donde no se llenan o no les gusto lo que comieron perro gastaron su buena lana. Este restaurante vale lo que cobra y hasta le quedamos debiendo el gran sabor y tradición en sus platillos que nos brindan.
Soy fanático de los caldos y es aquí donde he comido unos deliciosos acompañado de unas ricas bebida para amenizar mi festín. Ahora cuando viene alguien de fuera a visitarme una de las paradas obligatorias para comer es en este restaurante.

Es una buena opción si quieres probar lo más típico de la comida oaxaqueña, además de que tiene el toque casero de la comida que más le gusta a nuestro estómago.
Personalmente no disfruto muchos platillos que tienen en su carta, pero no por eso digo que no están buenos, ¡si yo veo el éxito que tienen!
Y es que me refiero a que no disfruto tanto los platillos como el espinazo, pero tienen opciones para todos como tlayudas.
Lo mejor de este lugar es que puedes quedar en la sobremesa acompañado de unas copas entre cuates, porque este lugar es ideal para ir en grupo a comer antojitos.
Ya con el chupe puedes pedir una botana oaxaqueña, con varias platos para compartir. Confieso que es mi favorita del lugar.
El servicio es muy personal y amigable.
Los precios son bajos, porque el restaurante no es nada lujoso, sino que es más bien sencillo.
De lo que se trata cuando vas a algún lugar es de pasarla bien, comer rico y beber algo frío y aquí todo se cumple de maravilla.
Recomendación absoluta.

Hay dos comidas regionales que me ENCANTAN una es el verde de espinazo y la otra el caldo de gato (no me pregunten la razón del nombre de éste último); y mi sitio favorito para comerlas es justamente «El Típico».
Es un comedor familiar (o sea, sencillo, apacible), famoso por algunos de sus guisos pues son hechos bajo las recetas tradicionales. Además, todas las porciones son generosas (y con este tipo de comidas, no podría ser distinto).
Tienen una carta con comida regional y cada día de la semana tienen un guiso especial, es decir, no todos los días tienen amarillo, caldo de gato o verde, así que es cuestión de suerte qué guiso te toca hoy.
El lugar es una casa acondicionada, con grandes floreros repletos de colores, cuadros alusivos a Oaxaca y un servicio del que no tengo queja alguna.
Siempre tienen tortillas frescas, hechas a mano, aguas frescas y dulces (como me gustan) y ofrecen postres tradicionales también, sin embargo sospecho que dado el tamaño de las porciones sólo llegarás al plato fuerte.
Está muy cerca del Llano y es uno de los lugares más económicos alrededor de éste, no por eso es barato, pero sí vale la pena, cada peso que pagas.

Este tradicional restaurante es el marco perfecto para celebrar en familia comiendo los mejores exponentes de la gastronomía Oaxaqueña. Es cierto que algunos platillo son mejor que otros, como la sopa de guías, el verde de espinazo, hasta los frijoles con pata de puerco. Cada día de la semana tienen un platillo especial, que no te lo debes perder. Para mi las guías no están completas sin una tlayuda con queso y un pedazo de tasajo, y en este lugar nunca falla esa combinación.
Para beber hay de todo: aguas de sabor, cervezas y licores. Por eso no es raro que las comidas se alegren al ritmo de la música y al mezcal que comienza a fluir, casi siempre por sugerencia de Don Marcelo, el dueño. Es él quien está pendiente que no falte nada en la mesas y es el primero en recomendar una entrada o el plato principal.
El lugar es muy característico, tiene estilo propio con sus flores y papel picado, mi zona favorita es el jardín al interior del restaurante. Aquí además de comer rodeado de plantas, casi como en la casa de la abuela, puedes apreciar una pared de cantera muy antigua que pertenece a la iglesia vecina. Sólo por la comida ya sería uno de mis lugares favoritos, pero el ambiente y el servicio hacen que quiera celebrar más de un cumpleaños aquí.

Si están de visita en la ciudad, no se pueden perder de comer aquí. Su comida es completamente tradicional, a mi me encanta ir con las visitas nacionales e internacionales porque nunca me han defraudado con la comida, hasta a mi me sorprenden con cada visita y es que las cocineras de este lugar son muy experimentadas y originarias de esta región, lo que nos garantiza tener siempre productos autóctonos de calidad y lo mejor es que todo a un excelente precio.
Su decoración es rustica por completo, llena de plantas y detalles naturales lo que llena de vida el lugar y te hace sentir cómodo y no sé, a mi como que me carga de energía, aparte de que el personal es bien amigable. La comida es la estrella del lugar, con un menú fijo y las especialidades del día que te sorprenderán, las raciones están bien servidas y es seguro que no quedarás con hambre, tienen servicio de bar, para después de la comida seguirle a la copita (o si son como yo y pueden hacer dos cosas a la vez como darle a la copita y a la comida) y recargar los ánimos para seguir recorriendo la ciudad bien dicen que «panza llena, corazón contento» y este lugar sí que logra este objetivo. El mezcal de la casa no le pide a nada a las grandes etiquetas y marcas y el precio te encantará.
Tuve la oportunidad de conocer a los dueños del restaurante, unas personas lindísimas que te atienden ellos mismos cada que los visitas, tienen esta chispa que imprimen en sus productos y que te hace sentir feliz, esto se ve reflejado en el ambiente del lugar, no cabe duda que es uno de los mejores sitios para comer en Oaxaca.

Hablar de este lugar es hablar en especifico de los sabores tradicionales de la comida oaxaqueña. El lugar es atendido por el dueño, Don Marcelo, y su amable personal que siempre están atentos para hacernos sentir como en casa.
Y la verdad es que desde el primer bocado te das cuenta que la comida esta elaborada con el verdadero amor de la comida hecha en casa.
Los platillos son muy diversos, puedes encontrar desde carnes, como tasajo, cecina enchilada, chorizo, todos acompañados de una dotación de ensalada; hasta especialidades como lo son el amarillo de res, caldo de guías, mole negro, verde de espinazo, entre muchos otros y todos con un increíble sazón.
Personalmente recomiendo pedir un plato de botana oaxaqueña, el cual es suficiente para dos personas y no te quedaras con ganas de probar otra cosa, pues este platillo trae diversas carnes, chicharron, queso, memelas, etc. Y claro: no puedes dejar de probar el mezcal de la casa.
Si tienes la oportunidad de ir, intenta sentarte en una mesa del jardín pues es el lugar mas acogedor del restaurante.