Templo y ex convento de los siete príncipes

Recientemente buscando saciar el hambre, pasé por el Templo de los Siete Príncipes, y empecé a recordar muchas cosas de mi infancia, desde pequeño tengo recuerdos en el parque lateral al templo, en el excovento en mis tediosas clases de pintura y en la misa dominical con mi madre, quien se esmeraba por hacer que me quedará quieto por un rato (y que a la fecha no lo logra). Aunque a la fecha ya no visitamos con regularidad este complejo religioso sigue siendo para mi uno de los mejores recuerdos y obviamente un símbolo para los oaxaqueños.
Me gusta contar la historia de las construcciones antiguas por que así es más fácil percatarse de la magnitud de estas, el templo y el convento de los siete príncipes fueron construcciones independientes que se llevaron a cabo en diferentes fechas y actualmente por la expropiación de los bienes eclesiásticos se separaron para hacer uso del convento con un fin totalmente distinto y actualmente es la casa de la cultura oaxaqueña de la cual ya he hablado anteriormente.
Ell Templo de los Siete Príncipes se caracteriza por su pórtico, sobre el cual se ubica el coro que ameniza las celebraciones religiosas y que ambos elementos, el pórtico y el coro, engalanan la fachada principal.
En el interior puedes apreciar al centro del retablo el nicho que aloja a Nuestra Señora de los Ángeles; en los intercolumnios están ubicados los siete arcángeles, o «Los Siete Príncipes», que dieron nombre al templo, y que representan el muro de potestades que custodian el trono del Señor: Miguel, Gabriel, Rafael, Uriel, Raquel, Baraquiel y Yuliel. Que están tallados en madera.
No pueden no apreciar estos detalles que caracterizan, no solo a este templo, si no a toda esta zona de la ciudad que aún conserva en los pobladores ese misticismo y magia que no tiene igual

Como todos los Templos y Ex Conventos de la Ciudad, el de Los Siete Príncipes no deja de ser la excepción, es un Templo de estilo Barroco, en la parte interior central se puede admirar a la Virgen de los Ángeles con los siete Arcángeles, un dato importante es que ambas construcciones no fueron construidas a la par, sino más bien independientes, que con el tiempo se consolidaron como una sola.
El Ex Convento ahora es utilizado como Casa de la Cultura, en el interior conserva dos claustros, cada claustro cuenta con corredores. En ambos espacios son interesantes las estructuras que sobresalen por su finos detalles de cantera verde.
Los antiguos dormitorios, comedor, y otras dependencias del convento, hoy se han convertido en espacios para la enseñanza y expresión cultural de la población Oaxaqueña.

Si estás caminando por el Centro y avanzas hacia el Sur, probablemente llegarás a esta pequeña iglesia, pero no por ello falta de belleza. Tiene una construcción peculiar, ya que la puerta de acceso es pequeña y tiene un pequeño atrio (pero realmente pequeño) y bajito, lo que le da la apariencia de un lugar secreto; la capilla es pequeña, así que es ideal para celebraciones en donde no esperas mucha gente, tiene una peculiar «fuente» en la entrada y varias pinturas, su altar es sobrio pero con una belleza especial.
Al lado está la Casa de la Cultura, que anteriormente fue un Convento, cuando caminas por ahí, inmediatamente reconocerás (a pesar de sus modificaciones y su adaptación) la arquitectura de cualquier convento de Oaxaca, pequeñas puertas y altos techos, patios centrales y amplios espacios.
Lo mejor de este lugar es su fiesta, justo en el verano, así que la temperatura es deliciosa en Oaxaca y este sitio se llena de puestos de feria: puestos de comida que rodean todo un costado de la Casa de la Cultura, jueguitos para los niños que van desde las canicas hasta los carritos chocones, por tanto, en estas fechas se cierra la circulación a los automóviles y es mejor evitar la zona si vas en auto.
El domingo de la fiesta, queman un castillo y en ocasiones hacen una kermesse, podrás notarlo, en esta iglesia, el mejor momento para visitarla es en el verano.

Este templo y su barrio estaban en la orilla de la ciudad cuando aún era pequeña. A unos metros estaba el pueblo de La Trinidad, que luego de ser absorbido por la capital pasó a ser uno de sus barrios.
Lleva el nombre de Los Siete Príncipes por estar dedicado a los siete arcángeles que sirven a Dios. Por ende, en su interior hay pinturas y esculturas dedicadas a estos personajes.
Además de la arquitectura, las esculturas y pinturas de la iglesia, sus atractivos son sus fiestas. Entre las más importantes están la de la Virgen de Belén, celebrada en enero, y la de la Virgen de los Ángeles, a principios de agosto.
A un costado de la iglesia está la Casa de la Cultura, que fue el convento de este complejo religioso.