Si bien no somos clientes regulares, de vez en cuando disfrutamos venir a comer alitas aquí, pues el sabor es muy bueno. Sin embargo, esta vez no tuvimos una buena experiencia. Habiendo pedido una«ensalada de mi jefa» con pollo y unas alitas extras, la ensalada se retrasó demasiado, al grado que el mesero, al entregar las alitas, se excusó diciendo que«a mi compañero se le quemó el pollo y tuvo que reponerlo» por lo que iba a tardar un poco más. Hasta ahí bien, salvo que la orden tardaba y nadie nos hacía caso. Por lo que me tuve que levantar a preguntar por mi ensalada mientras en la cocina se escuchaban risas y porras, pues estaba todo el personal ahí reunido. Finalmente cuando llegó la ensalada… ¡El pollo venía quemado! Así que llamamos al mesero y pedimos que cancelara la ensalada. En su defensa, he de decir que las alitas estaban deliciosas y que el mesero regresó a ofrecer el cambio de la ensalada por algún otro platillo sin costo, lo que agradecí pero también rechacé. Después se acercó el gerente a ofrecer una disculpa y a preguntar qué había sucedido para corregir el problema, además de ofrecer nuevamente un platillo sin costo, cosa que volví a rechazar.