Es de esos lugares a los que llegas por accidente entre la magia de Tulum buscando donde quedarte, entre tanto lugar hermoso no me podía decidir y este llamo mi atención. Entrando unas palmeras te reciben y la suave arena blanca hasta toparte con la recepción. Cosa que no es muy común que esté en medio de la nada y el recepcionista sea tan atento y buena onda. Nos convenció de que era la mejor opción, además de tener un buen precio para locales. Cuentan con camas con pabellón para evitar a los mosquitos, cocineta, refrigerador, baño privado, aire acondicionado, ventilador y lo mejor es que está a la orilla del mar y tiene cerca restaurantes muy coquetos. Y puedes traer contigo a tu mejor amigo, ya que aceptan perros y se divierten muchísimo jugando en la arena. No olvides llevar tu bolsita para los desechos. Sin duda un lugar que no puedes dejar de visitar cuando estés en este paraíso terrenal.