El Charco del Ingenio

El paseo por el Charco del Ingenio es uno de los más originales y tranquilos de los recorridos del rumbo. A lo mejor no a todos les atrae demasiado la idea de ver plantas o cactus, pero el recorrido no solo se trata de eso sino de apreciar el ambiente que se evoca y se reconstruye a través de la disposición de todas las piezas autóctonas y no tanto con la que cuentan. Aquí además de un paseo muy tranquilo vas a poder encontrarte con un paisaje perfecto para tus fotos, aunque no lo creas el colorido abunda, puedes encontrar pequeños trazos de color en las biznagas más escondidas, así como en la gravilla que de lejos se ve gris pero de cerca te das cuenta de que está formada de piedritas de más colores. Es importante considerar que se tiene que caminar bastante y que tienes que sortear los inconvenientes de cualquier recorrido al aire libre. En este lugar también se organizan otras actividades, como el temazcal, la ceremonia de luna llena y el recorrido especial para observar aves.

El jardín botánico de San Miguel es una parada obligada cuando visitas la ciudad, pues te abre los ojos sobre la gran diversidad de flora que hay en un clima semiárido como el de aquí (al menos conmigo sí que lo hizo). Ubicado en las afueras de la ciudad, no está a más de 10 minutos en coche del centro; es posible ir caminando, pero la subida para llegar es medio letal y la onda aquí es pasear por los senderos.
En la entrada hay una pequeña tienda de recuerdos y accesorios, pero la parte que más me gusta viene después: la cafetería. Es un espacio súper agradable para ir a desayunar –huevos, pan, un cafecito– y arrancar la caminata para bajar la comida. Eso sí, sin prisa y con calma, pues solo tienen una pequeña cocina.
Si te gustan las plantas, como a mi, no pases por alto el invernadero, donde tienen concentradas en diferentes etapas de crecimiento las plantas que más plantan por el lugar. Si te metes a su página de Facebook, podrás ver las fechas en que se organizan diferentes actividades como talleres, temazcales y ceremonias.
Otro spot muy agradable es a un lado de la cortina de la pequeña presa que hay, pues el sonido del agua al resbalar por ésta es sumamente relajante. Además, hay mucho verdor, algo poco frecuente en San Miguel –o casi cualquier ciudad, la verdad-​. Si vas por la tarde, no olvides llevar una chamarra, pues en cuanto el sol se empieza a ocultar, el frío hace su aparición.

Fui con Carlos el 2 de febrero a la ceremonia de luna llena. ¡Qué noche tan mágica! Yo no sabía para donde voltear, se sentía una vibra muy bonita, de mucha paz y alegría. El cielo estaba completamente iluminado por la luna, y nosotros, podíamos ver perfectamente nuestros rostros porque había mucha luz. En su mayoría, éramos parejas, y un grupo de mujeres de mi edad, seguro dispuestas a empezar bien la dieta de la luna llena.
El chico que llevo a cabo la ceremonia era un experto en astronomía y leyendas. Hizo de la noche una noche inolvidable para todos.
De camino al centro donde seríà la ceremonia, caminamos por un camino lleno de cactus, plantas con muchos colores, miradores, santuarios de aves y hasta unas ruinas que no alcancé a preguntar de qué época eran. Carlos y yo, nos quedamos con muchas ganas de volver. Yo creo, regresaremos con la niñas.

Raquel estudia comunicación y tenía que hacer unas fotografías para su clase de digital. Nos pidió a todos que fuéramos sus modelos y nos fuimos al Charco del ingenio. De plano si es de ingenio, porque las fotos quedaron sensacionales.
Si te gusta la fotografía, la luz de este lugar te va a fascinar. Los paisajes son espetaculares, llenos de naturaleza. Espacios muy amplio con pisos de piedra y figuras únicas adornan muchas zonas del charco, y por supuesto, el lago que está adentro es algo que sorprendió a todos.
También hay temazcal pero tienes que ir en fechas exactas. Nosotros estamos planeando ir el 22 de febrero, por que la del 8 se nos pasó.

«Mientras estábamos listos, mi tío nos puso a repetir una letanía: –¡Charco del Ingenio! –¡Charco del Ingenio! –repetíamos. –¡Que se nos pegue tantito tu segundo apelativo! –¡Que se nos pegue tantito tu segundo apelativo!»
Este es un fragmento de un libro llamado «Donde habitan los ángeles», se los quise compartir antes de iniciar mi reseña.
Un buen día decidimos darnos una escapada romántica a tan emblemática ciudad. En la noche, mientras platicábamos dijimos: Mañana vamos a San Miguel de Allende. Pero para no llegar de a «indio» nos pusimos a investigar un poco de la ciudad. Y encontramos este magnífico lugar.
Al día siguiente y una vez que llegamos al lugar nos dimos a la tarea de preguntar por tan famoso lugar. Toda la gente de la ciudad es muy amables, todos nos dieron indicaciones de buena manera. Eso sí, si vas de a «pobre» como nosotros, deberás llevar tenis cómodos, porque el camión te deja en plena carretera rumbo a Querétaro y debes caminar bastante, y cuando llegas y pagas tu entrada debes seguir caminando para conocer el lugar.
La verdad es que fue un momento muy bonito, ya que no hay guía que vaya contigo, entonces eres libre de tomar el recorrido y el tiempo que creas necesario por lugar. Es un jardín botánico con muchas especies diferentes. Todas ellas con un pequeño letrero que dice qué es.
Dato curioso: Parte del vídeo «El verdadero amor perdona — Mana» Fue grabado ahí.

¡Es hermoso que exista un lugar como éste! No me imaginé que hubiera un lugar así en San Miguel, aunque de por sí San Miguel es un lugar hermoso.
Me encantan las plantas y las flores y por eso para mi fue hermoso visitar el jardín botánico, este lugar dedicado a la conservación de distintas que han escaseado últimamente pero que son típicas de nuestro país y además son hermosas.
Entre las especies que podemos encontrar hay muchas cactaceas y suculentas en 3 variedades.
¿Han visto lo hermosas que son las flores que dan éste tipo de plantas? Son pequeñitas pero tienen colores muy vivos y lucen espectaculares, sencillamente las adoré.
En general, el Charco del Ingenio es un lugar muy pacífico y explorar esos sitios tan hermosos y las cosas que ofrece un espacio con tanta naturaleza es inolvidable y te transporta como a otro mundo.
Ademas aquí se ofrecen muchos talleres para aquellos que estén interesados en aprender un poco más acerca de lo que se realiza y te hace formar parte de este hermoso proyecto de alguna manera.

De lo mejor que puedes hacer un fin de semana, es alejarte de la gente, del tránsito, de las plazas e ir a un lugar tranquilo a pasear.
Una amiga le organizó de cumpleaños a su novio, un picnic sorpresa, fue en este lugar, me pregunto ¿cómo en tantos años viviendo aquí no había venido? Es hermoso, me encanto la idea de mi amiga. Primero caminamos es fascinante estar rodeado de áreas verdes, de una gran y diversa vegetación, hay cosas que les juró nunca han visto. Después de andar caminando, nos sentamos a comer, nos divertimos muchísimo. Creo que el estar en contacto con la naturaleza automáticamente te hace pasar momentos muy distintos a los ordinarios y con una esencia especial.
Todo el día salió de maravilla, excepto por un problema que tuvimos, Sócrates el perro de mi prima se astilló, como andaba suelto no nos dimos cuenta en que momento pasó. Por algo nos habían dicho que si llevas mascotas tienen que estar con correa, en fin, hubo que llevarlo al veterinario y todo salió bien.
Muero por regresar a este lugar, sólo deben elegir un día con buen clima, porque si hace mucho frío al atardecer.

En realidad este lugar es un enorme jardín botánico de especies mexicanas, que podría ser considerado un desierto por la tranquilidad y paz que puede ofrecer, invitando a sus visitantes a regocijarse ampliamente por las maravillas naturales hasta la reflexión y comunión introspectiva.
Se encuentra a las afueras de la ciudad y recibe al público todo los días de la semana los 365 días del año en un horario que comprende de las 9h00 — 18h00. Existen varías tarifas, generalmente la entrada cuesta $ 40.00 haciendo descuento a estudiantes, maestros y residentes del municipio.
El Charco del Ingenio tiene en su interior una sala de conferencias, una cafetería y una tienda donde se pueden adquirir un extenso número de productos orgánicos y naturistas para el cuidado y belleza personales.
Durante el equinoccio de primavera, este lugar recibe a sus visitantes en una ceremonia emblemática de origen prehispánico. Si se visita San Miguel Allende, al menos debe reservarse un día completo dentro del itinerario en las actividades a realizar para este lugar que no dejará indiferente ni decepcionado a nadie.
Para los más aventureros cuya condición física es aceptable, pueden visitar el lago ubicado en el fondo de un peñasco. Las sensaciones ahí encontradas son indescriptibles.

Para mi, un día perfecto en San Miguel empieza con un paseo por el jardín botánico y un maravilloso desayuno en la cafetería del lugar.
Por lo general Emilio, mi hijo y compañero preferido, y yo recorremos la ruta más larga (en la entrada encontrarás un mapa en el cual se muestran las diferentes rutas que se pueden tomar), la cual nos lleva primero, pasando por el molino de aire, al invernadero. Intento llevar siempre mi cámara pues a cada paso hay algo que merece ser guardado en imagen.
Dentro del invernadero pasamos un buen rato inspeccionando los pequeños arrollitos en busca de las ranas, los peces y renacuajos más grandes, y analizando como han crecido las diferentes raíces y los cactus.
Seguimos los arrollos hasta que nos sacan de la estructura y ahí, si es temporada, nos sentamos a comer «chilitos» de biznagas.
Retomamos nuestro recorrido y bajamos hasta estar a un lado del agua.
No está de más mencionar que a lo largo del trayecto, si te mantienes atento y con los ojos bien abiertos, irás encontrando infinidad de insectos, lindos y horripilantes, así que si no eres afecto a los bichitos, toma precauciones.
Al llegar a la cortina de la presa nos sentamos para descansar un poco e intentar hacer «patitos» con las piedras que vamos recolectando durante la caminata (el secreto para lograr patitos impresionantes es utilizar piedras medianas y planas).
Para terminar la caminata pasamos por El Jardín de los Sentidos, área creada especialmente para los niños. Hay una resvaladilla en forma de serpiente, arenero y una red para que escalen; en la parte alta hay un mirador con binoculares. Vamos al Jardín de los Aromas y al Jardín de los Polinizadores en donde encontramos decenas de abejas trabajando, es maravilloso simplemente quedarse en silencio y escucharlas.
Antes de irnos nos sentamos a desayunar en la pequeña cafetería. ¡Me encanta! Los platillos son muy ricos y el lugar es mágico. El servicio no es muy rápido pues solo tienen una pequeña estufa, pero todo lo hacen en el momento y con productos frescos y orgánicos, manteniendo la filosofía de comercio justo. Los chilaquiles y las quesadillas puede que sean mis favoritos.
Si tienes perros, ellos no pueden entrar, pero hay una sección especial, desde otra entrada, para llevarlos.

¡Qué lugar tan hermoso! Queríamos ir desde nuestra última visita a San Miguel porque nos lo habían recomendado, por ser un buen lugar para ir con niños. La vez pasada no nos dio tiempo, pero esta vez, planeamos nuestra visita desde el principio.
El parque es bastante grande y hay muchos senderos para pasear por él, así que la visita puede ser distinta para cada quién. Nuestra caminata duró un par de horas (si la chamaca no se hubiera cansado, seguramente habría durado más) y todos quedamos encantados. Puedes apreciar mucha vegetación de esta zona; lo que más me sorprendió fue ver la variedad de cactáceas y suculentas, desde las más diminutas hasta unas altísimas.
Al final, visitamos el Conservatorio de Plantas Mexicanas, un invernadero hermoso, lleno de especies nacionales. Además de bonito, olía increíble.
Recuperamos algunas calorías con una rebanada de panqué de la cafetería: con muchos granos y sabor casero. La tienda también está muy bonita: hay productos orgánicos, algunas artesanías y demás curiosidades. También venden pequeñas macetas con cactáceas y suculentas, para que te lleves un detalle del parque a casa.
Definitivamente, un lugar que deben visitar si andan por allá.