Parque el Chorro

En todo pensaron los que construyeron este parque, pues aprovecharon la pendiente y el manantial que ahí se encuentra para hacer unos lavaderos comunitarios. Aunque estos se utilizaban en la antigüedad hoy en día también se utilizan aunque con menor frecuencia. Otro de los encantos de este lugar es la escalera que se va reduciendo hasta quedar tan pequeña que sólo puede caber un pie.
Si vienes a conocer este lugar te recomiendo que traigas zapatos cómodos porque además de ser una pendiente también está empedrado. Cerca de aquí puedes encontrar el parque Juárez que está más cómodo para caminar y que también tiene su atractivo. Actualmente este lugar es la Casa de la Cultura pero en la antigüedad en la parte más alta había unos Baños públicos. Interesante, ¿no?

Lavar a mano es como lo más cansado que puedo hacer, y agradezco tanto a las personas que inventaron las lavadoras, no vayan a decir que no son útiles estas máquinas.
Cuando vienes a este parque te sientes como de otra época, me encantó desde que lo vi, porque está lleno de vegetación y hay muchos bichos, abejitas, colibrís, pajaritos, que bajan hasta las plantitas para saludarte, vi que está una biblioteca en este lugar y unos lavaderos.
Años atrás había un manantial en lo más alto de este lugar, el fraile San Miguel fue quien lo descubrió; y claro que los lavaderos todavía sirven como tal, y dicen que hay gente que viene a usarlos, aunque yo no vi de donde agarran agua, en fin, es un lugar súper mágico por tanta vegetación que hay, obvio la sombra es increíble, hay parejitas enamoradas en este parquesito, y la verdad a veces es desagradable ver como se atascan, y me tocó ver preservativos, no es una buena impresión para los turistas y mucho menos los rayones que hay en este lugar tan precioso, pero enserio que se puede disfrutar mucho leer en este lugar o solo admirar la belleza verde que te ofrece.

Yo no conocíà la existencia de este parque tan bonito. El diseño de sus andadores y su distribución no es nada común, se construyó tomando en cuenta la pendiente del terreno y el manantial que surge allí y su aprovechamiento como recurso. Los trabajos de fontanería fueron costeados por la familia de la Canal a mitades del siglo XVIII y se dice que aún se conservan algunas fuentes originales de esa época. También puedes ver los lavaderos públicos que aún se conservan y se utilizan, lo cual es raro de ver ya que ha sido una costumbre que se erradicó con el tiempo. Es un lugar poco frecuentado por turistas y muy silencioso. Vale muchísimo la pena subir porque es vestigio de cómo fue la vida cotidiana y de cómo han cambiado las costumbres pero algunos espacios y contextos aun existen.

Parece mentira que esta bella construcción escalonada sea la casa cultural del municipio. Sin importar si uno está inscrito o no en algún taller de este emblemático lugar, la caminata de su ascenso es suficiente para regocijarse la mirada por la paz y tranquilidad que ahí se respira.
Esta casa de la cultura podría resultar un tanto conflictiva de hallarla, pues no se encuentra en una zona tan transitada, pero aún así pertenece a la zona centro de la ciudad. Su ubicación está una calle alterna a donde está el Parque Benito Juárez.
El lugar es esplendido para leer, para meditar o simplemente para colmarse la visión de tanta hermosura que se extiende frente a uno en el horizonte. Dado que sus árboles que ahí han crecido después de varios siglos, en cierta temporada del año anidan en sus copas jóvenes parejas de garzas, lo cual resulta maravilloso por ser algo no común. Además, al pie de esta construcción se encuentran unos antiguos lavaderos públicos aún en funcionamiento que son utilizados por gente costumbrista.
Se recomienda ampliamente visitarlo por la mañana cuando el sol no es calcinante o también cuando el crepúsculo de la tarde ha comenzado para ver los cielos violetas que sólo San Miguel Allende ofrece.

Gran parte del encanto de San Miguel es caminarlo, pues los colores y fachadas de las casas son muy lindas y nunca sabes dónde te espera la próxima sorpresa, ya sea en la forma de una galería de arte, un restaurante o un pequeño parque. Un paseo que me gusta hacer es el de la Bajada del Chorro (nuestro equivalente al Lombard Street de San Francisco, pues es una serpenteante bajada por una calle súper empinada en una zona rodeada por grandes árboles –algo poco frecuente en la ciudad-​.
Te recomiendo venir aquí después de ir al mirador, pues hacer el recorrido de subida puede ser un poco demasiado para algunas personas. En la parte superior está una antigua capilla y la Casa de Cultura de San Miguel, donde se imparten algunos talleres, en un edificio del siglo XVI. No bajes por la calle, sino por las escaleras que bajan de este edificio, pues en tu camino encontrarás un pequeño jardín y, muy importante, escalones que harán más sencillo tu descenso.
Al final llegarás a los lavaderos del Chorro, donde hay algunas personas vendiendo artesanías los fines de semana y si tienes suerte encontrarás también a un chavo que vende un queso provolone riquísimo.

Si te gusta la idea de tener una caminata en un lugar que además de hermoso, es gratuito y puedes pasearte con toda calma por una pequeña colina.
Deberias ir al Parque del Chorro, el cual tiene una curiosa historia. Se cuenta que la ciudad fue fundada a partir de este sitio en el cual se habia encontrado un manantial y mediante el se podia abastecer de agua a muchos lugares, por lo tanto en San Miguel de Allende este parque es tradición.
En el Paseo de Chorro podrás encontrar muchas plantas, arboles o flores que te van a inspirar a ejercitarte o a ir con tu pareja o simplemente a caminar un rato, si sigues colina arriba podras ver una capilla, afuera de la cual estan unos famosos lavaderos antiguos, son muy bonitos y la gente aun se reune ahi para conversar, inspirarse, o visitar la capillita, que a mi parecer va muy bien con el parque, tiene un color llamativo, ligeramente rojizo, que la hace lucir muy bien.
A mi me gustó este lugar para relajarme y pasar un rato con mi pareja, observar algunas esculturas como la de la virgen de Guadalupe y la vegetación que le da una frescura genial.
Dentro del Paseo del Chorro también hay un centro de cultura, el cual tambien puedes pasar a visitar si así lo deseas.

Una empedrada y zigzagueante bajada pronunciada, entre arboles inmensos y mucha piedra, te lleva de la calle de Barranca hasta el Parque Juárez.
En la parte alta encontrarás un pasillo con varias puertas de madera cerradas. Hace años, en los tiempos de mi abuelo, esos eran baños públicos; baños no como W.C.‘s sino en su sentido literal: eran piscinas en interior a donde el pueblo iba a bañarse.
En la parte baja de la calle se encuentran los lavaderos que todavía hoy siguen en uso; si tienes suerte puedes toparte con las señoras cargadas de ropa y de niños que van a realizar el lavado semanal de la ropa de su familia.
Por uno de los costados de la calle bajan unos escalones de piedra y unas de las casas más impactantes del pueblo se encuentran ahí.
El chorro, junto con las inmediaciones del Parque Juárez son hoy en día las partes de San Miguel que más me hacen remitirme a lo que antes era el pueblo: mucha piedra, muchos arboles, mucho silencio y belleza.