Bueno, bonito y barato. Resulta que tenía que hacer unos trámites en Temixco y pues la hora de la comida llegó. Ya me había resignado a comer una quesadilla o unos tacos de cecina de Yecapixtla, digo, pues ya estaba en Morelos. De pronto se me atravesó una lona con un anuncio que decía «Todo el mes dos órdenes de camarones al mojo de ajo, a la diabla o empanzados por $ 150 ¡interesante!, dije. Me metí con cierto recelo al lugar, me recibió el chavo del valet y descubrí que en realidad se trataba de un restaurante bastante lindo, con cierta categoría. El decorado es bastante sencillo, pues la mayoría de las mesas se encuentran en los jardines y alrededor de una fuente gigante que simula unas rocas. Hay un espacio en el que las mesas están acomodadas junto a los juegos infantiles, lo que permite vigilar a tus niños desde tu mesa. El servicio de los meseros es excelente; amables, divertidos y siempre están al pendiente de lo que necesitas. La comida es muy rica, buenas porciones y excelente sazón. El tamaño de las bebidas es grande, la mayoría se sirven en copas de bola. Cuenta con un menú especial para niños que puede incluir comida del mar o no.