Es el ambiente de cantina de arrabal mezclado con una sala de juegos de villar, que dan una sensación agreste y salvaje de la esencia de tijuana. Chela barata, botanita… Es un padre lugar para entretenerte jugando mientras tomas algo; perfecto para venir con amigos y charlar pasar un rato tranquilo alejado del bullicio y ajetreo del centro mientras el sol se pone por la tarde, cuando cae el fresco. Un lugar normal, sin pretensiones, sin mucha producción, ameno, alivianado. Vine a jugar un par de partidas antes de dirigirme hacia la sexta por la noche a dar mi rol de antros y bares. Estuvo bien para empezar y entrar en el ambiente de la ciudad. Si no sabes jugar tampoco hay problema, es muy barato rentar una mesa el suficiente tiempo como para empezar a volverte diestro, sólo hace falta que tengas un buen instructor a la mano para poder disfrutar del villar y ese ambiente raro.