Garlot

Disfrutar de un libro siempre es lo mejor, siempre cargo con uno en mi mochila y en el momento ideal avanzo un poquito en mi lectura, tal es el gusto y los que lo hacen frecuentemente no me dejaran mentir, uno quiere leer 5 minutos, pero como uno empieza a vivir casi en carne propia lo que hay en las páginas se dice, el tiempo se va volando.
En la librería Garlot se puede visualizar cualquier tipo de libro desde los infantiles, historias, de ciencia ficción y hasta los de ciencias.
Tengo por costumbre que aunque no vaya con la intensión de comprar un libro me gusta pasar a ver, tal fue el caso en esta librería Garlot donde pude encontrar el libro que actualmente leo, es un libro de historia, anécdota, leyenda pero está muy interesante se llama «hasta el fin del mundo».
Es bueno leer, se aprenden nuevos y buenos modales, tal como los que atienden el negocio.

Triste realidad en la que estamos la mayoría incluidos, se pudiera decir que nos parece raro tomar un libro y ponernos a leer, los que han sido lectores toda su vida, siguen su camino pero los que nunca tuvimos esa costumbre no buscamos tenerla y nos confiamos a lo que podemos ver en el internet y otros medios modernos de información.
En verdad admiro a las librerías que sobreviven y a las que abren, porque le apuestan sus negocios a una costumbre y una necesidad que todos deberíamos tener pero que cada vez nos la procuran menos. Este pequeño negocio no es la excepción y los invito a que revisen la gran cantidad de libros académicos y de entretenimiento que pueden encontrar aquí a los precios justos. El servicio al igual que el contenido lo vale ya que podrán quitarte cualquier duda, e incluso creo que pueden ordenar libros si no los tienen en existencia.

Esta pequeña librería se encuentra en la Plaza Unisur que está casi enfrente de la UABC. A pesar de su tamaño maneja grandes títulos, en particular algunas de las conocidas como ¨Biblias¨ de medicina y odontología entre otras.
Platicando con la chica que está al frente, me comentaba que ésta es una de tres sucursales, las otras están, una en Mexicali y la otra en Ensenada, es decir que es una pequeña cadena de librerías de nuestro Estado, lo que a mí en lo personal me da mucho gusto.
Con el auge de libros electrónicos, la fama que tenemos los mexicanos de leer poco y la economía que aprieta los bolsillos y en muchas ocasiones aunque se quiera simplemente no se puede, es sorprendente como alguien aún confía y se anima a poner librerías, en vez de una taquería o un Oxxo por ejemplo.
A mí me parece admirable y pienso que son joyas en peligro de extinción, por lo que cada vez que puedo, me acerco y compro algo, lo que sea que me haga pasar un buen rato, como cuando vas al cine y dices –Vemos lo que haya ¿no?– y lo hago para contribuir y evitar que llegue el día en que tenga que decirle a mis nietos o bisnietos –En mis tiempos había unos lugares que se llamaban librerías–