Por recomendación de mi prima a la que le encantan la sopa vietnamita y el ramen, llegué a este pequeñísimo lugar de ramyon servido y elaborado por cocineros coreanos. Mi prima que estudió medicina me contó que cuando descubrió este lugar cerca de la UABC y después no pudo dejar de ir. Y una vez que fui, entendí la razón. El ramyon es una sopa de fideos(parecidos al de la sopa maruchan, pero estos son fideos de arroz) con un caldito un poco picosito pero rico que se acompaña con arroz blanco, una especia de rabanitos sazonados en salsa soya y otras especies. Originalmente esta lleva huevo pero yo decidí pedirla sin. Es realmente delicioso y reconfortante para cuando vas a comer ahí después de entregar trabajos finales y lo que quieres es sentirte como en casa porque no puedes ir a comer con tu familia. Como dije, es atendido por coreanos y entre ellos los escuchas hablar en su idioma(bueno, a lo mejor estaban hablando arameo, verdad?) y con un español medio cortado de explican con lujo de detalle qué ingrediente tiene cada platillo. Aquí puedes probar platillos como Hotteok, Tteokbokki, chapaguetti, kimbob, sadnwich, gumandu, ramyon, manduguk, konkass, bulgogui dumbob y yukkegang. Muchos estudiantes llegan ahí y siempre la señora de ojos rasgados que es cajera y mesera a la vez, los saluda con mucho cariño. Cuando te saluda siempre hace una especie de reverencia inclinando su cuerpo hacia mi y nunca me dio la espalda cuando se alejó de la mesa después de pedir la orden. Al principio no sabía qué hacer y no entendía por qué pero eso para ellos es una señal de agradecimiento por los alimentos que vas a ingerir. Si aún no te convenzo, el precio por el tazón de ramen cuesta 40 pesos. Es realmente un deliciosidá y el lugar, excepcional.