Mi Pueblo Bar

I love karaōke! Even if I have to drive across the border to this sweet spot– I will and have many times. What separates this dive bar from the rest of the karaōke bars is that it’s a «self-​service» karaōke jukebox.
Obviously 80% of their tracks are in Spanish, but they have a decent selection of English ones. Everyone is usually having a blast here, which they ask that you purchase your caguamas (32 ounces) at the bar.
They usually stock Tecate «rojo» or «blanco». Sometimes they have offer Indio too. All for 50 pesos, which is reasonable. The security guard, Kathy, is pretty cool and she joins in on the fun too.
For the 100’s of others that visit here, come for one reason only– to get irie. In the back, you will notice a run down urban playground without any roof. Local call it the «barn» but here you will grafftti covered walls, bunch of 18+ teens smoking and nothing but good vibes here. There’s another jukebox in the back, which locals blare up some oldskoll rock n roll tunes which gets everyone in the mood.
They have a pool table, a few bar stools to sit but the real action is in the karaōke room. They have plenty of space for anyone to hang out. Everyone’s really friendly and not your typical bars to find off the Rev strip.
El Gordo: Check out their hot dog and hamburger stand out front.
La Flaca: Don’t be a karaōke hog and select a few songs each time.

Este bar cada año se pone más deprimente… Fui por primera vez hace 5 años y tenía una mesa grande de billar que estaba medio traqueteada pero podías pasar el rato bebiendo cerveza súper barata.
Cuando paso por la avenida Revolución siempre le echo un ‘oclayo’ para ver qué tal sigue estando y siempre alcanzo a escuchar los gemidos de muchachos adoloridos cantando El triste de José José…quien seguramente se pondría más triste si escuchara eso.
Este lugar es malcopero. Ya cuando andas hasta las manitas y quieres ir a cantar karaōke, porque es la única manera en la que te animarías a cantar, entonces te recomiendo este lugar. Más porque seguramente todos los demás que estan ahí también estan igual de pedillos que ti y entonces nadie se enterará de que eres un darks fan de Jeni Rivera.
No hace falta decir que las instalaciones son deprimentes y que los sillones, las sillas, las mesas, todo esta muy descuidado. Lo bueno es que puedes fumar adentro y nadie te dirá nada.

Si tus planes son:
Alcoholizarse con bebidas que posiblemente estén adulteradas, fumar un poco de yerba y ser arrestado, escuchar a las peores voces cantar reunidas en un solo lugar y marearte con el puro aroma del lugar… este sitio es perfecto para ti.
Admito que he entrado un par de ocasiones al lugar, en compañía de mis amigos (ahora dudo que lo sean), antes de ir por primera vez habíamos intentado entrar como tres veces pero siempre le faltaba a alguno su identificación oficial y siempre no se armaba.
Mis amigos decían que les gustaba por el ambiente tranquilo y por la buena música que ponían al fondo, fuera del alcance los molestos gallos de pelea que sacaban los de la zona de karaōke. Me convencí de que era un lugar cool, pero cuando por fin todos los que íbamos traíamos ID esas cosas buenas que me había creado en la mente, se esfumaron como el humo de los hipsters.
En algo no se habían equivocado, no se oíà la gritadera de los malos y malas cantantes y la música de rock eran genial. Por mi parte no iría sola y si voy con ellos trato de evitar mencionar ese lugar.

Al instante de entrar al lugar te das cuenta que ese vestido carísimo que compraste en Los Ángeles no funciona y posiblemente te pueda pasar por la mente que no venden más que cerveza barata o peor, quemada.
La verdad es que este lugar no es para andar de fresa, aquí la cosa es más popular. La primera vez que entre se veía peor de lo que está ahorita, ya que lo renovaron un poco. Fui con una amiga y un amigo y digamos que no fue la mejor experiencia.
Aun así, si quieres estar en el karaōke y no te gusta esperar a que los aficionados arruinen las canciones que tú sabes, puedes ir aquí, ya que la espera es mínima y en ocasiones nula.
En cuanto a las bebidas, para ser franco nunca he pedido otra cosa que no sea cerveza, y les doy mi palabra de honor que no están quemadas ni alteradas de ningún tipo.

La decadencia está prohibida en tu mente…
Y es que nos apena y preocupa mucho el qué dirán. Si ese es parte de tu pensamiento, Mi Pueblito Bar, no es para ti.
El lugar es como una cantina, un antro de mala muerte, pero, entre más corriente más ambiente. Parte de «Mi Pueblito» es el karaōke que esta a un lado de la entrada, o bien por ahí mismo puedes entrar al bar.
Sus instalaciones, la verdad, son deplorables, y aunque lo han estado «remodelando» sigue estando deplorable.
Yo he ido muchas veces desde hace 5 años.
A mí me gusta mucho cantar y modestamente no lo hago tan mal, así que, siempre ando buscando lugares para cantar un rato. A este bar la mayoría de las personas va cuando ya andan muy perdidos en el alcohol, que ya no les importa las etiquetas del qué dirán. En mi caso yo no soy tan exigente, y voy ande como ande, la diversión no siempre depende del lugar si no de la actitud que tu tengas.

Es, sin duda, el lugar más triste con el que me he topado. Y no porque fuera de ambiente parco, sino por lo decadente del lugar. Justificaré mi entrada con que ya tenía un alto nivel de alcohol en la sangre y bajo nivel de consciencia en mi cabeza.
Para empezar, lo deplorable del espacio. Unas cuantas bancas de madera sostenían apenas a un grupo de personas, no más de 14, bastante ambientadas, recargadas sobre paredes descoloridas o mal pintadas.
Según nos dijo la señora que jugaba el papel de encargada, a la hora que entramos sólo había Tecate roja, pero dudo que el menú fuera dos marcas más grande cuando abrieron el lugar.
Aunque no entré a sus baños, los entendidos en la materia cuentan que fue mejor así, con unas descripciones tan bárbaras que me hacían pensar que todo el piso del bar estaba mojado.
Como entretenimiento, un karaōke más viejo y en peor estado que las instalaciones, y un señor muy borracho cantando los éxitos de «La Tesorito».
Decir que el lugar está horrible es poco, y que sirve como picadero clandestino no es un secreto, pero ese lugar, con años de edad, es una leyenda de la ciudad, asi que, al menos por curiosidad y para ver cuán cierta es mi reseña, ¡visítalo!

Como parte de una investigación que le pidieron apoyar a uno de mis mejores amigos, me pidió que le acompañar a visitar Mi Pueblito bar, esto para mí es una antigua cantina, no lo digo por el estilo y decoración, sino porque en verdad el lugar se ve viejo y hasta abandonado.
El punto es que acompañé a mi amigo a esta súper misión de investigadores, debía hacer un mistery shopper, para lo cual gustosa lo ayudé, este bar está en avenida revolución en zona centro muy cercano a la Calle Sexta, emblema de bares y juventud. Pero este lugar pierde el estilo de lo que puedes encontrar en los otros lugares que conforman propiamente la calle sexta.
Es un lugar sucio, y viejo, cuenta con unas mesas de billar y tienen una zona a la que preferí no entrar donde la gente fuma. A un lado y aún como parte de este bar, se encuentra un área de karaōke donde algunos jóvenes disfrutan de cantar éxitos de rock y música alternativa, entre otros géneros de ese estilo.
Creo que esa es la mejor parte de Mi Pueblito Bar, no tengo mucho que decir, sólo que si un día entran, sean precavidos. Uno no sabe que sorpresa le espera en ese lugar.