Santa Barriga

Si algo tiene Tijuana es que es una ciudad ecléctica. Lo ecléctico en arquitectura es la mezcla de muchas influencias consolidadas bajo un mismo edificio, se emplean estilos y ornamentos de todos los tiempos y épocas sin distinción de mucho. Estos edificios suelen confundir a los expertos, muchos resultan muy feos, kitsch y con excepción una mezcla tan rara que acaban por ser asombrosos y convertirse en iconos.
Creo que eso fue lo que pasó con Santa Barriga, de alguna forma sintetiza el alma de Tijuana en un concepto gastronómico que, afortunadamente, resultó acertado y vino a cambiar la forma de salir a comer. Probé varias cosas, todas me gustaron y si son una mezcla de todo lo que te puedas imaginar poder comer bueno… quizá exagero, casi todo. La variedad es tan amplia que seguro encontrarás algo que satisfaga tu curiosidad o tu paladar.
El lugar también está padre para venir a charlar un rato en compañía de alguna bebida y el ambiente se presta para buenas salidas con amigos o tu pareja.

Santa Barriga; un pequeño local ubicado en Plaza Fiesta. La verdad es que desde que leí su slogan, dije ¿what?. Pero sin duda llamó mi atención: «Fonda & Vino». Y así es. En un espacio reducido y con mesitas que dan la pinta de fonda, pero con un menú bastante, cómo decirlo, peculiar, que no sé ni cómo describirlo pero que te terminará atrapando.
Si me preguntas qué tipo de comida vas a encontrar aquí, mi respuesta sería algo como -…mexicano con europeo con japonés con vegetariano con…- Y es que Santa Barriga rompió los esquemas y no se limitó a una especialidad, a un concepto ya definido, sino que crearon uno propio. Y para mi sorpresa… ¡Les resultó!
Y es que en verdad aunque su menú a primera instancia te confunde, conforme vas probando y conociendo sus platillos, te das cuenta que en realidad son muy buenos y que más de uno, se te antoja.
Imagínate que puedes comer desde una torta ahogada, hasta un yakimeshi, una hamburguesa de portobello, o un carpaccio de salmón. Se que suena rarísimo y has de estar pensando «el que mucho abarca, poco aprieta». Pero te invito a que le des una oportunidad a este lugarcito y que como yo, te des cuenta que las cosas les salen muy bien.
Algo de lo que he probado ahí, y me ha gustado mucho son las patatas en gajo, preparadas con salsa brava y que muy probablemente has comido en algún restaurante español, pues de allá son. También se me hicieron muy buenas las palomitas de calamar que son tempura y llevan una salsita de ostión.
Los precios aquí son también buena noticia pues son totalmente accesibles, y además, tienen menús del día que cuestan $ 75 e incluyen a parte del platillo, ensalada y bebida. ¡Nada mal!
Y otra palomita que les doy son sus aguas frescas pues les puedes agregar ingredientes como yerbabuena, chía y albahaca.
Aunque Santa Barriga me haya puesto muy difícil la tarea de describir su lugar o definir su concepto (cosa que me parece imposible), merecen toda mi mención y recomendación por ser un lugar ¡confusa y sorpresivamente bueno!