Una tradición milenaria que guarda la Villa de Etla, por ser un referente en la comida de los Valles Centrales, disfrutar de un rico mole negro elaborado de manera tradicional es realmente un majar para quienes aprecian el sazón. Las propietarias del lugar, son las encargadas de cocinar cada uno de los platillos que ofrecen a la carta, productos frescos que obtiene de la región(carnes, verduras, frutas, lácteos y derivados) dan como resultado una buena calidad en el plato del comensal. Por su ubicación en la entra principal es un lugar amplio, bastante fresco y con mucha iluminación por los grandes ventanales que tiene, simple y sencillamente el paladar disfruta al máximo la combinación de sabores.