Buon Appetito

Vaya buena sorpresa de comida como despedida de Amsterdam!
Era domingo y la resaca resultante de la fiesta del día anterior en la ciudad combinaba a la perfección nuestro ánimo con el gris del cielo.
Teníamos unas horas hasta tener que dirigirnos al aeropuerto y acabamos comiendo en este lugar por la tranquilidad de la calle pese a la cercanía de la estación de tren.
No esperábamos nada concreto y me encapriché del buen aspecto de la sopa de tomate que estaban sirviendo en la mesa de al lado. Pese a la sencillez del plato, resultó un manjar! Rematé la comida con unas salchichas alemanas que acompañaron de patatas y ensalada, todo en su justa medida y de calidad superior a la media. Mis otros amigos se inclinaron por las hamburguesas. No puedo decir nada malo de mi elección, pero que caiga muerto ahora mismo si no daría mi reino por comerme una de esas! Ellos quedaron mas que satisfechos, pero a mi parecer, lo que hacia especial a esas hamburguesas no eran el tipo de ingredientes, sino el modo tradicional de cocinar cada uno de ellos. A menudo hago hamburguesas en casa para no tener la sensación de comer algo echo en cadena, pero juro que dejaría de hacerlo si tuviera este restaurante cerca!
La relación calidad precio fue buena, y el personal estuvo atento a que todo estuviera a nuestro gusto. No solemos dejar grandes propinas yendo en grupo, pero esta fue una excepción.
Como he dicho al principio era un día frío, pero de seguida encendieron las estufas de terraza y hasta nos ofrecieron unas mantitas para las piernas ¿que mas se puede pedir?
Calidad, buen precio, trato agradable y acogedor, sin dudarlo un buen sitio para comer libre de ostentosidades y muchedumbres.