Alvares Cabral

Es una pensión modesta, pero muy coqueta, acogedora y cómoda.
Tiene varios tipos de habitaciones. Yo elegí una con baño privado. La decoración de la habitación es una mezcla entre estilo náutico y muebles de abuela, pero el conjunto no queda mal del todo, tiene cierto encanto entre rústico y marinero.
Para mí, lo mejor, sin duda, la cama, que era comodísima, y también la tranquilidad, que por las noches no se escuchaba ni una mosca, y entre una cosa y otra he dormido allí como un bebé.
Las habitaciones no tienen secador de pelo, pero hay uno en recepción y te lo prestan cuando quieras.
El desayuno no estaba incluido en el precio de la habitación. Costaba 5 €/​persona, pero yo no lo probé, porque en varias cafeterías cercanas se podía desayunar por 1,50 €.
En la zona común había una cocina que se podía usar por todos los huéspedes, y que por cierto estaba muy limpia. También había un patio trasero con mesas, sillas y hamacas donde se podía comer, o simplemente disfrutar de la tranquilidad.
El personal era muy amable. Nos indicaron varias rutas que hacer, sitios para comer, transporte público, etc., y además todos hablaban español perfectamente.
En cuanto a la localización, no está en el centro, pero sí muy cerca, a 10 minutos andando. Además está bien comunicado en metro y bus, y si no te apetece caminar, que en Oporto a veces se cansa uno de subir y bajar cuestas, llegas en transporte público en un pis pas.

Me encantó este Guest House, súper cómodo, bonito, bueno y barato. Abiertos 24 horas. Desde que llegamos nos empezaron a hacer recomendaciones de lugares para visitar, nos hicieron distintas rutas para aprovechar al máximo esta ciudad y todas valieron la pena. Todo el personal se mostró amable con nosotros, accedieron a guardar nuestro equipaje un día completo, si vuelvo no dudaría en repetir. No importa la hora que llegues, te recibirán.