La Hoya

Este merendero de toda vida es un lugar sencillo y familiar donde probar platos manchegos como pisto, chusmarro, morcillas o guarras, a precios muy asequibles (10 – 15 €/​persona).
El restaurante no es ni más ni menos que un gran jardín techado de parras y enredaderas en el que han colocado las típicas sillas de plástico y mesas de jardín con manteles de papel, ¡y montado el comedor! Es un sitio muy fresco para comer al aire libre durante los meses de calor.
Sólo abre en verano. Cierra cuando termina la Feria de Albacete. Pero es que a ver quién es el guapo que aguanta los rigores del invierno albaceteño a la intemperie.
Para terminar la comida, te recomiendo probar el café de puchero. Se trata de una bebida que carece del amargor y la caféína del café expreso. Era típico prepararla en las casas cuando las cafeteras no eran fáciles de encontrar, y hoy prácticamente ha desaparecido.
La Hoya no es un sitio de grandes lujos, pero es precisamente en su humildad donde reside su encanto. Las cuatro estrellas se las gana porque dentro de su estilo y precio es muy solvente.