Ginos

Vuelta de viaje de Semana Santa, hay hambre, son muchos km, toca parar…¿donde vamos?¿Ginos? porqué no. Y la verdad todo sea dicho, había bastantes lugares donde elegir, pero tras una mini y poco discutida votación, decidimos entrar a italianizarnos.
Me gusta la comida italiana, (realmente me gusta todo) pero no suelo visitar en exceso estos lugares, aunque últimamente soy un poquito más asiduo. Evidentemente donde más acudo es al Ginos de mi ciudad. De entrada me pareció pequeño, y esa caja medio estorbando en la puerta me pareció un poco incómoda. Tuvimos que esperar más bien poco, pero me dió la sensación que con un poco de jaleo, en esa entrada se montará algún que otro lío en más de una ocasión. Tras la mini espera, nos sentamos.
Después de despellejar la carta, en mi caso decidió mi pareja, ya que quería compartir y yo soy de buena boca, así que le di libertad absoluta para que escogiera la pasta y pizza que deseara. En ambos casos, tal cual lo recordaba, comimos bien y a gusto. Pizzas grandes y sabrosas, y pasta en su punto. Eso sí me llamó la atención o me pareció diferente el local en cuanto a decoración y mobiliario con lo ya conocido, no digo que se tengan que parecer…¿o sí?.
Lo que no me gustó es que esta vez, y no fue una sensación, tardaron en exceso, sobre todo en los postres, y en el local había gente, pero no era un Madrid-​Barça. Por lo tanto si pasas cerca y te apetece hacer una paradita (como las de Iker de un tiempo acá), Ginos es una buena opción. Calidad precio equilibrada.

El vinos, un restaurante italiano que ha ido cambiando a lo largo de los años en cuanto a franquicia y servicios, pero la calidad de los platos eso no ha cambiado, ha mejorado.
Por poco mas de 15 € por cabeza puedes comer bien con tu pareja o amigos.

Ideal para ir con niños. Raciones generosas. La carta sufre variaciones periódicas para adaptarla a la temporada del año pero mantienen ciertos platos «clásicos» de los que no fallan nunca.

Se come muy bien. Sirven entrantes con la bebida y los platos son abundantes y muy sabrosos. Cocina italiana.
Solo tuvimos un problemilla con unas pechugas de pollo que estaban algo crudas, pero nos regalaron otro plato en compensación. Incluso cuando ya nos habiamos comido casi todo el plato del pollo crudo.
Me gusto mucho que en las mesas hay un cacharrito con botones desde el cual puedes llamar al camarero o pedir la cuenta sin tener que estar mirando todo el rato para atras para ver si alguien te ve. Simplemete pulsas un boton.