Como me pilla cerca del trabajo suelo venir aquí a media mañana a recargar energias. Las camareras son majas y además el servicio es rápido aunque el local esté lleno. Además el café está rico, y si lo pides te ponen espuma y canela(pequeños detalles que yo al menos agradezco). El local no es para echar cohetes, pero se está agusto, sobretodo en las mesas que están al lado de las ventanas porque da el solecito y eso siempre alegra(sobretodo después de pasar media mañana encerrada en una oficina). El precio es similar al de otros bares/cafeterias de la zona.