La primera impresión es nefasta. La atención es muy pobre, son extremadamente lentos, muy secos y antipáticos, dan la impresión incluso que la presencia del cliente molesta y agobia. Sobre la comida, no sé si es casi peor que la atención, en este lugar no se hace justicia el dicho de «lo bueno se hace de esperar. Pedimos una lasaña y vino con la base quemada, las pastas muy saladas y una de ellas, la napolitana, extremadamente salada y parecía de bote. En definitiva es uno de esos lugares a los que no volveré jamás.