Este sitio debe ser la cafetería bonita de Artá. Digo«debe» porque, al ser invierno y estar casi todo cerrado, tampoco pude ver si había más negocios similares. Tienen varias mesitas, un estilo muy berlinés y una buena variedad de infusiones, cervezas, vinos, zumos… El personal es bastante majo y sonriente, y de hecho nos atendieron rápidamente a pesar de que yo pedí algo bastante elaborado. Además te explican qué vino te pueden ofrecer, con su variedad de uva y su sabor y todo. Lo único que me dio un poco de cosa es ver cómo estaban devolviendo cajas y cajas de botellas a los proveedores porque en temporada baja les es prácticamente imposible dar salida a nada. Sinceramente, la temporada alta debe ser una locura para que estos negocios puedan subsistir, porque no me explico cómo se mantienen si no.