Casa Alvarín

Ha ido empeorando con el tiempo. Tiene la fama de los 90 de que hacían muy buenas comidas, pero el excesivo cambio de los camareros, el trato que te dispensan algunos y la falta de equilibrio entre calidad y precio hace que no se precisamente un placer venir aquí. Es el típico sitio en el que paras cuando vas de chigre en chigre de sidras pero para cenar algo curioso, hay mejores opciones en la zona y que, verdaderamente merecen la pena.
La comida es mediocre aunque resultaría los chipirones a la plancha (malo es que destroces buena materia prima pero se han dado casos). Lo suyo es pedir unas patatas con longaniza de Avilés (plato típico en la villa para tapear) que es complicado que las frían mal y un par de sidras. Si eres sibarita en este aspecto no aspires a gran variedad sidrera, trabanco o Menendez son las opciones. Lo siento.
El local es entero de piedra y tiene potencial pero está algo desfasado y descuidado. Los manteles de papel de cuadros rojos en las mesas le dan ese aspecto de dejadez que tiene todo el local. Personalmente sigo pensando que le viene bien un Buen lavado de cara.
Un sitio para dejarse caer para unas sidras ideal pero poco más.

Curiosamente esta era la primera opción que me ofrecía Unilocal para hacer una parada gastronómica, y ahora creo que lo que hacen falta son más Unilocalers astures para afinar un poco las propuestas. El sitio no está mal, aunque su distribución es un poco extraña y los aperitivos un poco peores que en otros sitios. Para distraernos pedimos unas patatas bravas y no hay otro lugar como tu casa, porque pedir bravas por España es toda una aventura; en este caso obtuvimos unas patatas cortadas para guarnición con una especie de salsa rosa por encima y por las que nos sacaron un riñón. ¿Estaban buenas? Sí. ¿Eran bravas? No. ¿Realmente valían 5 €? En absoluto.
Curiosamente, a pesar de que yo considero que la oferta de los alrededores podría darle una lección, es el segundo sitio más concurrido que he conocido en Avilés, con bastante gente haciendo reservas para comer.

Sólo pasé a tomarme unas sidras, por lo que no puedo opinar de la comida, aunque me dijeron que era de calidad, pero carillo.
Respecto a la sidra, las botellas costaban 2’5 € por lo que si vas con varias personas, tomas unos cuantos culines por apenas un par de euros. Tienen unos escanciadores automáticos para no tener que depender del camarero, aunque como digo en el consejo, mejor revisarlos primero.
De todas formas, también se puede pedir al camarero que sirva la sidra, y lo hará amablemente y con simpatía.

Es un Restaurante-​Sidreria, la comida mas que nada esta ambientada en tapas y no tienen ningun plato de una gran reseña.
Es el tipico lugar donde vas con los amigos a tomar unas sidras y si te anochece un buen lugar para comer unas tapas acompañadas de buena sidra.
El ambiente es antiguo, guardando la estetica de hace muchos años (yo siempre lo he conocido tal como esta) los camareros son amables y el trato es totalmente amistoso.
Se encuentra en el centro de Aviles a pocos metros del ayuntamiento y la plaza de españa
Calidad/​precio muy bueno.

Excelente sidreria justo al lado del Ayuntamiento en la que puedes degustar platos tipicos de la zona y una muy buena sidra sin salir del centro de la ciudad.

Un clásico de la comida asturiana en pleno corazón de Avilés. Estuve allí con unos amigos y comimos como reyes. Se une la tradición sidrera, con escanciadores individuales con los que apretando un botón te puedes sentir escanciador por un día, a la maravillosa gastronomía, con excelentes quesos, mejillones, embutidios y demás delicias.
Los camareros y el servicio en general buenísimos.
Satisfacción asegurada, precio medio por persona 20 euros.