Cafetería de barrio, sin complicaciones. Alargado, con bastantes mesas aprovechando el espacio en fila, sin nada que destacar en ese sentido. La decoración es a base de fotos variadas, sin más. Recomendar no ponerse muy al fondo junto a los baños ya que en invierno suele colarse algunas corriente de aire frío por esa zona aunque el local está bien caldeado Su punto fuerte es el trato humano, donde los camareros hacen gala de un humor y cercanía que no se ven en todos los sitios. Siento habituales ya de los viernes, siempre nos sorprenden con unos pinchos extras, ya sean las típicas patatitas y aceitunas como unas tapas de chorizo a la sidra