Este café destaca por su sencillez y elegancia. Decorado con gusto y aires refinados, está repleto de pequeñas mesitas de madera que ocupan el lugar. Abunda la madera, tanto en el mobiliario como en el suelo, lo que lo hace realmente confortable al compás del ambiente que se respira. La madera y las paredes en tono pastel acompañan a tomar asiento, ya sea dentro del mismo o fuera –adjunto fotografía-, donde dispone de tres mesitas forjadas que harán las delicias de quien las ocupe, disfrutando del ambiente y el aire fresco. Toda una mini-monada! Dentro también se está genial, ofrecen un trato agradable y muy atento. Es un lugar tranquilo y acogedor, dónde poder hacer una parada y tomarte cualquiera de los bocaditos que ofrecen, bocadillos, minis, bollería, zumos, cafés, tés y un largo etcétera, todo muy rico. Por cierto, ofrecen gran variedad de tés y lo mejor de todo, los venden! También disponen de prensa del día, que siempre viene bien saber qué pasa por el mundo. En fin, un lugar súper coqueto para mi gusto, un encanto de café donde poder hacer un brunch o simplemente tomar algo tranquila y gustosamente. Siempre que estoy por el centro, ¡es una parada obligada para mi! Fan total de l’Antic Cafè del Mar!