Costa Brava

Genial bar para ir de cañas o vermut! Siempre hay buen ambiente, buena música y el personal es de lo más simpático! Tienen vino artesanal a la venta por litro que está buenísimo! También la variedad de tapitas es muy típica, fuet, chorizo, (embutidos, vamos), pepinillos, olivas, frutos secos… Yo lo recomiendo totalmente!

Cómodo, casero, este pequeño bar-​bodega es un oasis por Lesseps. Una gran ubicación para encuentros con amigos, un sitio dónde esperarías encontrar una tertulia, un ambiente romántico dónde llevar la pareja. Llegué tarde la otra noche, pero me sentía bienvenido desde el principio por los camareros tan simpáticos. Además, el vino que probamos (y el vermut también!) era riquísimo! Gracias, Costa Brava!

¡Me gusta tanto esta bodega! Es de las de toda la vida, con sus neveras antiguas, de esas que parecen armarios de madera, los bidones de vino gigantes, las mesas de mármol…
Para picar tienen tapas de embutidos, conservas, olivas, quesos… y está todo riquísimo. Yo soy más de cerveza, pero seguro que a los amantes del buen vino les gustará. Yo la recomiendo totalmente.

Trabajando cerca de esta pequeñita bodega de Gràcia, durante una época no salía de ahí.
Primero el desayuno: este hombre hace unos bocadillos de catalana o de queso bueno que entran que no veas.
Segundo el cafelito: a comer de tupper en el curro que hay que ahorrar pero el cafelito de la bodega no me lo quita nadie.
Tercero la cañita: aunque sea catalana, a mi esta tradición española de la cañita después del curro me va, y mucho. Y este era el mejor de los tres porque conforme avanza la tarde, la cosa se va caldeando y llega un punto que ya no hay sitio ni en la acera.
Porque además de los clásicos de bodega como las barricas o las mesas viejas, esta tiene ‘puertas abiertas’ y le da un aire mucho más de bar. Aquí se junta lo mejor de cada casa y con las notas rockeras que no dejan de sonar, caña tras caña te pueden conducir a una noche prometedora. Si tienes que madrugar al día siguiente, ponte hora tope y pírate a dormir.

Muy fan del Costa Brava, de sus camareros y, sobre todo, de su vermú.
En este pequeño bar en la parte de arriba de Gràcia, al lado de la Plaça del Norte, te encontrarás con gente con la que te seguirás encontrado si repites. Digamos que es un bar para fieles y no para difuntos. Y esto tiene, además, otra explicación: es una bodega de las de toda la vida pero con mucha, muchísima vidilla. Sobre todo porque suena buena música siempre: rock&roll, soul, blues y a veces pop.
En cuanto a lo estrictamente culinario, lo esencial es la consigna: no esperes tapas de diseño, ni siquiera muy elaboradas sino productos básicos de buena calidad. Especialmente recomendables las anchoas.

Bodega tradicional donde tomar un vermú, eso, tradicional, nada de moderneces, para picar: fuet, berberechos, almendras… Pero, el ambiente es de lo más roquero, las últimas veces que he estado allí sonaron Elvis y Little Richard. Es un local pequeñito y acogedor, de trato muy amigable, algo bohemio…