Crustó

The guy was very nice but they don’t serve sandwiches on Sunday due to the kitchen being closed. Unfortunately the board in front of the store still advertised sandwiches. We didn’t end up eating lunch here but the pastries looked pretty good.

My wife and I ate here 3 times on our trip. This is a great place to pick up a filling, delicious and cost effective sandwich or cup of coffee before heading out for a day of sight-​seeing. The owner was very sweet and gave us plenty of recommendations of what to do on our trip. I highly recommend eating here!

Cute-​as-​a-​button spot to grab a coffee or bite to eat. We popped in for a casual lunch and opted for the salad, quiche, dessert, and drink deal for less than 10 Euros. Everything was tasty from the fresh greens with ham and mozzarella (a HUGE salad that easily serves two) to the flaky quiche. And the pastry — a muffin with a chocolate bottom — was a delicious finish. Everything is made in house, so you can peek at the bakers hard at work and enjoy the yummy bread smell wafting through the air while you dine.

Croissants de mantequilla espectaculares para un buen comienzo del día.

Crusto! My brother in law was traveling with us and has been to this place before and that’s how we found it. Cute little café/​bakery. My favorite part was probably the open glass doors that give you visual access to see the bakers and their machines at work, very cool.
I had a coffee (which was delicious) and a croissant along with some sort of chocolate muffin. Great great food!

anywhere that opens its doors (by making them glass) to invite you into the bread making process gets an a in my book. pastry chefs and bread makers run in and out of the back, the front and every which way making this a bustling, but charming little bakery.
the front window offers a literal reminder of what you are about to ingest – painted eggs, flour, little jars of jams, every bread ever made in any combination and a pennant banner to rejoice in the fact that you are eating carbs, carbs and more carbs. amen. the glass counter is overflowing with even more combinations, some with nuts, some with me, some with nuts and meat (i realize where this is going). the tiled floors and simple marble tables, accented with painted orange chairs makes the place inviting, while the faded newspaper comics along the walls add whimsy and character without punching you in a face with a fungal mural (there’s one at another place up the block… i didn’t make that part up) before you’ve had your first café con leche of the day.
i indulged in a lovely, flaky napolitana. buttery and slightly crispy on top with just the right amount of bitter chocolate running through the inside in two steady streams. the coffee is mellow, not bitter like some places you’ll find in barcelona. i think next time i’ll go back and try one of those nutty croissants with jamon y queso. savory seems to always be more satisfying in terms of bakery treats in my book.
sit outside if it’s warm. the only downside is that it is on the wrong side of the street to catch the morning sun’s rays. while valencia is a heavily trafficked street, it still feels cozy thanks to l’eixample’s stunning architecture around you.
don’t come here if you’re afraid of relying on what few catalan words you know and hand signals to get by. not an english language friendly environment.

super feine Bäckerei. bitte kostet die etwas teuren süssspeisen.

Si me preguntaran cuál es mi panadería-​cafetería favorita de Barcelona me pondrían en un buen brete, pero seguramente no me quedaría más remedio que decir por lo bajini que el Crustó.
Creo que me encanta todo de este sitio. Su ubicación es perfecta: céntrico pero alejado de las hordas de guiris y la masa que pasea por Plaça Catalunya. Rodeado de tiendas y negocios con clase en los que mola perderse durante horas. El interior es amigable y confortante, con paredes de piedra, mesas con sillas de madera rustica, flores naturales que cambian cada día y le dan un toquecillo provenzano de lo más classy y una panificadora a la vista que rompe con el ambiente de perfección y detalle que tiene en la entrada. Es cero ruidoso, no sé cómo, pero lo es. Puede estar lleno de gente, y nunca tienes sensación de agobio. El café es genial y las pastas, aunque carillas, están buenísimas. Quizá le falta un poco más de variedad por las tardes en productos típicos de cafetería: unos croissanes, donuts… que no tengas que recurrir a tartas de tres euros para merendar, vaya.
En cuanto al pan, tiene fama de ser una de las mejores panaderías de la zona. Variedad tiene, eso no se puede dudar.

Wonderful breads and desserts. Also had great sandwiches such chicken with basil, peppers, & great cheese. My sister had wonderful pannini with the amazing jamon so popular here. The salads also look great. The perfect place to pick up a picnic lunch!
They were also nice even though we didn’t speak Spanish well!

Una panadería con un ambiente muy agradable y relajante, cuidada en los detalles, y que da una sensación de frescura, gracias al suelo con baldosas blancas y grises, y la ornamentación con flores naturales. Se puede comprar pan o comer unas ensaladas y bocadillos muy aceptables. La pastelería no es demasiado fina.

Crustó es el resultado de la fusión de panadería artesanal y cafetería con encanto. Pero en Crustó se respira un aire especial, huele a pan recién hecho, que te traslada a las panaderías tradicionales de pueblo. De hecho puedes ver como se hace el pan allí mismo.
Además su decoración rústica — modernista hacen de este establecimiento un sitio muy agradable. Las mesas desiguales del interior suelen estar llenas pero ahora Crustó también cuenta con una terraza donde puedes sentarte cómodamente con tu pan delicatesen, o tomando un café acompañado de un fondant o brownie impresionante.
¡Un sitio céntrico a tener en cuenta para desayunar o merendar!

Si de algo puede presumir esta Ciudad Condal es de contar con unas espectaculares panaderías que sólo he visto superadas en Alemania. Son templos del pan en los que el alimento más básico de todos los tiempos adquiere un estatus de delicatessen. Crusto es uno de estos lugares sagrados.
De entrada, el local me parece una preciosidad: mezcla de un estilo modernista-​rústico con un toque provenzal, sin estridencias y consiguiendo un resultado muy agradable. Las infinitas variedades de pan (con calabaza y dátiles, con cereales y naranja…) y pasteles de elaboración propia pueden causarte un pequeño aturdimiento la primera vez porque resulta muy difícil decidirse por algo en concreto, dan ganas de acampar sobre las preciosas baldosas modernistas y no salir de allí hasta haberlo probado todo. Además, su filosofía es la de recuperar el ancestral ritual de «hacer pan», volviendo a los métodos tradicionales de elaboración. Y esto no es una manera de hablar: sólo el olor ya alimenta, como el plan que hacían en mi pueblo cuando era pequeña.
Es un lugar idóndeo para desayunar a pesar de que te lo encontrarás bastante/​muy lleno. Pero este es un problema que se repite casi a cualquier hora del día.

El Crustò es una moderna panadería artesanal en el Eixample, que tiene apenas tres años de vida. Panes con sabor, croissanes y pastas deliciosas y una ambientación tradicional hacen que este sea uno de los locales más apetecibles para desayunar cerca de la Rambla Catalunya. Casi tan bueno como comer sus productos en comprarlos en la tienda, muy agradable y orgánica. Suele estar bastante lleno durante la mañana, cuando los trabajadores de la zona toman un refrigerio y también por la tarde, cuando abuelas y abuelos bajan a merendar.