Dr. Seguí Lanfranco

Hoy he comprobado de primera mano lo realmente bien que te pueden hacer sentir yendo al dentista… Cosa rara la verdad. El trato es súper cercano y amable, son atentisimos. Me ha encantado la opinión contrastada de los dos médicos y lo bien que te lo explican todo.
El precio bastante razonable y más si tienes algún seguro médico.
Totalmente recomendable.

Muy bien, este es el tema: ir al dentista no mola. No mola nada. Rien de rien. Cero patatero. Lo menos.
Yo siempre le pregunto a los dentistas: «pero hijo, siendo como son, los médicos más odiados…¿por qué te metes a dentista?». Pero como siempre se lo pregunto con el aspirador ese y diez cacharros más en mi boca, no me entienden y me sonríen y siguen a lo suyo, dándome charla (en serio, ¿¿alguien sabe por qué esa manía de darte conversación cuando saben que NO puedes contestar??).
La cuestión es que, partiendo de la base que visitar al dentista nunca es plato de gusto, lo cierto es que en la clínica del Dr. Seguí Lanfranco consiguen que te sientas un poco como en casa.
Yo soy Madame Canguelo para estas cosas. Dios me ha dado una dentadura de pena y una de mis cruces en la vida es tener que ir mucho al dentista. Hace un año y medio estuve a punto de morir por culpa de un flemón (de verdad, pensaba que me moría) y me trataron tan bien y fue todo tan perfecto que los convertí en mi clínica de cabecera. Mientras esté abierta allí me tendrán: temblando en la recepción pero agradecida de estar en tan buenas manos.
Lo mejor de todo es que gran parte de mis amigos y mi familia también son clientes ya. En serio, el sitio es tan maravilloso que quieres que tus seres queridos sean atendidos allí, es el típico negocio que recomiendas de corazón.
Están especializados en cosmética y cirujía dental, pero lo hacen todo: TODO. No es necesario acudir con un súper problema. Para una higiene te reciben con los brazos abiertos. Y no es el típico sitio en el que a la salida ya te están haciendo un presupuesto y afilando el machete con el que van a rajar tu cartera. De verdad: son geniales. Yo los adoro, sencillamente. Sí, adoro a mi dentista.
Definitivamente estoy como para que me encierren.