El Lokillo

Después de un copioso vermú+tapeo+arroceo de finde por el barrio, siempre acabo tomándome un copazo aquí o en el Bar Leo. Éste último se está columpiando con los precios de un tiempo a esta parte, además, la presión vecinal/​policial han hecho mella sobre él. El Lokillo no ha estado ni estará nunca de moda y no sufre ese acoso tan bestia de su entorno, pero es igual de pseudofolclórico y auténtico. Las paredes están forradas de pósters del jueves, de cartelitos hechos por clientes (algunos de dudoso gusto), de botellas llenas de polvo (incluso alguna con el careto de Aznar o Fraga)… y el lavabo… bueno… mejor que lo comprobéis vosotr@s mism@s. Una juke-​box ochentera que no funciona, una barra muy chula, neveras de esas de pared con puertas forradas de madera, y entrada/​salida a dos calles. El jefe, los camareros y la clientela son la leche, te sirven bien los gintonics, las birras estan heladas, te invitan a unas aceitunillas o frutos secos y, encima, a veces tienen unas anchoas de la hostia. Estás tardando.