Nagomi

Comida excelente, como toda la japonesa. Pero lo mejor de este restaurante es el trato del servicio. Camareros muy atentos, te explican los platos (a mi casi me explicó toda la carta, cuando fui todavía era una novata con los restaurantes orientales) y servicio rápido.
Si estás por la zona y quieres comer algo diferente te lo recomiendo. Quizá tendrás que pasarte un poco de tu presupuesto pero, vale la pena!

En la vida hay muchas primeras veces. Mi primera cena en el Nagomi, fue la primera vez que para entrar hasta el restaurante debía cruzar, obligatoriamente, la puerta de una finca. El concepto me encantó: pasa, entra, estás en tu casa. Nos dejaron elegir entre salón apartado y sala con vistas a la calle Muntaner, evidentemente, elegimos la segunda, la calle nos hace sentir vivos, y además nos permite cotillear las entradas y salidas a la sala Luz de Gas.
La comida se divide entre plancha, a la vista (teppan-​yaki), y pescado crudo y demás, en cocina interior. Decidimos probar un poco de todo. Conversamos con el japonés de la plancha, de lo más entrañable. Los camareros nos atienden a la perfección y nos explican concienzudamente cada uno de los platos.
Si me tuviera que quedar con dos de los deliciosos platos de la noche: setas japonesas, yakisoba con huevo y el tercero… trufas de té verde.
Un buen japonés, hijo del imperio Yamashita, con un trato amable y servicial. ¡Repetiremos!