No digo yo que la comida de este sitio no esté buena, pero me fui del lugar con una sensación agridulce. Está en una de las calles peatonales con más tránsito de Benidorm, justo en frente del Rincón de Mª Jesús y rodeada de mil bares y restaurantes más que intentan captar tu atención sobre todas las cosas. Decidimos sentarnos aquí porque había mesas disponibles(era ya algo tarde) y porque tenían alimentos para celíacos y no hay nada que alegre más a un intolerante al gluten que poder sentarse libremente a comer sin preocuparse por nada. Total, que nos sentamos y fue muy raro, nos atendieron dos personas distintas que no fueron especialmente amables. Uno de los dos camareros, el que vino después nos dijo que para poder sentarnos teníamos que pedir todos plato(pedimos para compartir) que si no era así que nos tendríamos que ir(después de haber pedido la bebida) y finalmente en un alarde de cordialidad(repito, que había mesas vacías) decidió dejarnos pedir solo tres platos y no cuatro. La pasta estaba riquísima y la pizza también y casi no se notaba que era sin gluten, pero ese«rollo» con los camareros, no me gustó nada.