Inauguraron este pequeño sitio el año pasado, pero a pesar de estar en la peatonal(en la llamada zona oscura, será por eso :) no habíamos ido a probar nada allí hasta este verano. Empezamos con unas croquetas caseras que madre mía, qué dimensiones pero sobre todo qué sabor, riquísimas! Seguimos con unos huevos rotos con ibérico, también riquísimo, no quedó ni porqué preguntar… Y para los segundos llegaron el pollo al funghi y el secreto ibérico al roquefort. El primero buenisimo, no dejé de mojar la salsa a pesar de contener champis(que al igual que los vegetales están del todo fuera de mis apetencias culinarias), pero he de reconocer que el sabor que le aporta al conjunto es espectacular. El secreto, sin estar malo ni mucho menos, se les había pasado 3 minutos de más a la parrilla y estaba un pelin seco y hecho de más para el gusto de todos nosotros, pero como digo creo que fue una cosa puntual. Para rematar tan ligera comida nos decantamos por un ligerisimo flan de queso y una mousse de frutos rojos, magnificas ambas opciones para salir redondos de allí. Los camareros son super majos y atentos, en todo momento pendientes de que no faltase nada pero sin agobiar. Ha sido sin duda el descubrimiento de este verano y hoy por hoy uno de los mejores sitios de Boiro relación calidad-precio-servicio que tan difícil es de encontrar en el panorama hostelero.