Leí los comentarios por aquí y quise darle una oportunidad y, aunque iba con expectativas altas la verdad que me he quedado sorprendido. Las ha superado con creces. Me pedí un superpionono, es un mega bocadillo con salchichas y al dar el primer bocado me recordó a ratatoille, al crítico que volvía a su infancia, no me quedo corto, totalmente recomendable. El trato muy bueno y la única pega es la imagen, que no aparentaba mucha pulcritud, pero por ese precio y esa salsa… Compensa.
Fernando A.
Rating des Ortes: 4 Mairena del Aljarafe, Sevilla
Hermanos Luna se asienta en un discreto y común local. En su exterior se encuentra una barra que da a la calle, en la que puedes hacer comandas directamente al cuerpo de camareros si estás disfrutando del tiempo sentado en la terraza. Desde allí puedes apreciar que el interior no es demasiado amplio, que da para unas pocas mesas y sillas, y que está decorado de la forma más tradicional sevillana. Al poco de llegar el camarero nos atendió para anotar las bebidas(por cierto, tristemente no tienen Shandy o Radler), pero aún así ya sabíamos lo que íbamos a pedir, pues al igual que muchos fuimos a Hermanos Luna por sus serranitos. La carta es tan reducida que cabe en una mano, y en ella puedes encontrar un buen resumen de la típica gastronomía de los bares sevillanos: croquetas, lomos a las diferentes salsas, algún montadito que otro, chacina, quesos… y sus afamados bocadillos, todo ello desprendiendo sabor y olor a casero. Para qué vamos a mentir, los serranitos estaban muy ricos, eran bastante grandes y bastante buenos; además vienen acompañados por un buen puñado de patatas bañadas por la salsa Chipi, cuyo sabor es difícil de describir o catalogar(ningún comensal se ponía de acuerdo en decir a qué sabía). Especial mención merecen sus bravas, pues aunque realmente me esperaba un cutre-plato de patatas con salsa mayonesa y ketchup caducado, me equivoqué. En lugar de dicho esperpento el camarero nos brindó con un abundante y buen plato: patatas adecuadamente fritas(crujientes por fuera y blandas por dentro) bañadas por una rica salsa de picante justo, aunque igual un poco flojas de sabor. Concluyendo, por sus bajos precios, por su buen trato, por sus ricos serranitos, por su enigmática y rica salsa Chipi, y por sus más que decentes bravas, estoy seguro de que volveré a Hermanos Luna a cenar y tener una buena velada acompañado por buena y casera comida. Y si vosotros no habéis ido, ya estáis tardando.
Jaime S.
Rating des Ortes: 4 Milán, Italia
Podría llamarse el hogar del serranito, sin lugar a dudas. Conociendo la fama del lugar, decidí acercarme con unos colegas –también unos fans del serranito– a este bar de Camas. El barrio me sorprendió, pues parecía uno de estos barrios viejos en los que se construyeron pisos pequeños sin ton ni son a mediados del siglo pasado. Coches por doquier en calles estrechitas(y eso que estamos en agosto), y el Bar Luna se reservaba para sí dos plazas de aparcamiento para colocar una terracita, si bien el interior no era demasiado amplio. Nos atendió un camarero, que nos llamaba cariñosamente«mostro»(y nos sacaba la sonrisa), que nos puso, como no podía ser de otra manera, los superserranitos(hay una versión con menos ingredientes, pero esta merece más la pena por cincuenta céntimos más). Espectacular pan de andaluza tostado relleno del filete(yo lo pedí de pollo, aunque puede ser de cerdo) con jamón, tomate, pimiento a la plancha, tortilla y, cómo no podía ser de otra manera, salsa chipi. Esta salsa parece una especie de ali-oli que por momentos te da la impresión de llevar las especias del aliño de los pinchitos o de los caracoles. Cualquiera sabe qué es realmente, porque es un secreto bien guardado de cameros ilustres. No obstante, está estupenda, y se agradece mucho para mojar las patatas fritas que acompañan al serranito como generosa guarnición. No contentos con eso, pedimos una ración de bravas que, sorpresa, respetaban lo que deben ser unas bravas(y no el mejunje ketchup+mayonesa con el que los bares de barriada suelen ‘partirse la cabeza’). Era la versión de una salsa, con su picante, y a base de especias(sin tomate vaya, yo las prefiero así). En cualquier caso, el Bar Luna debería ser un paso obligado al parar por Camas a comer, pues es barato y a buen seguro no deja con hambre. Eso sí, si vas, presta atención al lugar pues llegar con el coche puede resultar un poco… enrevesado.
Óscar H.
Rating des Ortes: 5 Madrid
Fui por recomendación de mi hermana, que como la dicen en Camas, es del norte, … si del norte de Despeñaperros … Es un sitio de obligada visita si vas a Camas o si bien estas por las inmediaciones. Sobre todo si eres un amante de los super-mega-serranitos. Está, y suele estar bastante hasta la bola.
Sara P.
Rating des Ortes: 4 Sevilla
Los Hermanos Luna es un sitio de obligado paso en Camas, sobre todo en primavera– verano, en plena época de caracoles. El lugar en sí es la típica tasca de pueblo, con poco interés por la decoración y poca obsesión por la limpieza. Pero es todo en apariencia. La carta se centra sobre todo en su magnífico serranito con salsa chipi, de hecho, yo no me he molestado jamás en pedir otra cosa que no sea eso y los caracoles, que no deben faltar como entremés. Es de los sitios más conocidos fuera del pueblo, especialmente por esa salsa única que nadie sabe bien a qué sabe, qué lleva o qué color tiene. Está buena, sin más. A veces parece que lleva salsa de los caracoles, otras que es alioli con un poco de especias amarillas no identificadas. Sea lo que sea, hay que saborearlo con el gusto y el olfato, nada de oído, tacto y sentido común, porque el atracón es curioso. Llena muchísimo y a un precio increible. También está el modo súper, pero eso es sólo para muy hambrientos(o para compartir).
Txema M.
Rating des Ortes: 4 Sevilla
Hacía años que no venía, pero guarda el recuerdo del sabor de la auténtica salsa Chipi que ponen aquí. Es inimitable. No he vuelto a ir a ningún sitio donde pongan unos serranitos(o súper-serranitos, con tortilla) como los del bar Hermanos Luna, de Camas. El local, por lo demás, es bastante normal. Es un bar-tasca que ofrece comida a domicilio y tiene tapas y platos rápidos para los vecinos. Sus precios entran dentro de la normalidad y lo que comemos es lo suficientemente sabroso y jugoso como para que nos guste y deseemos volver alguna otra vez. Aquí olvídate de platos enormes y cuadrados, de descomposiciones, de «sobre base de» y de historias similares. Aquí se viene a llenarse la panza de comida por poco dinero. Y es lo que se consigue