Tapas y Paladares está situado en una calle amplia y tranquila de Camas, alejado de la zona de bares y bullicio, pero a pocos minutos caminando. Fuimos allí por recomendación de una amiga, que nos comentó que los Hermanos Luna habían montando un nuevo negocio. Yo no los conozco, pero mis amigos sí, así que fuimos a ver qué tal. El bar es muy pequeño, tiene una barra y los aseos. No creo que quepan más de dos mesas dentro. Por eso, tienen un local anejo con varias mesas y una super terraza con alrededor de treinta mesas. Sólo tienen dos camareros sirviendo, que aunque son muy eficientes no pueden hacer más porque llegue la comida rápido. Las dimensiones de la cocina lo limitan todo. Su carta es amplia, tienen ensaladas, tapas frías, croquetas, chacinas, pescados, bocadillos y serranitos, tapas tradicionales y otras más innovadoras. Nosotros probamos un poco de todo. Soy muy fan de las croquetas y me «enamoré» de las croquetas de gambas al ajillo, pues me decepcionaron bastante. No sabían a gambas al ajillo, sólo a bechamel y un poco espesa. No recomendable. Supongo que las más tradicionales sí estarán más buenas. El solomillo al whisky sí estaba bien. La salsa super rica y dos filetes bastante apañados para ser una tapa. El flamenquín es casero y está muy bueno. Recomendable. También muy recomendable el bacalao gratinado, creo que la mejor tapa de la noche, junto con el flamenquín. Otros platos que pedimos aunque yo no probé fueron mini hamburguesita, aguacate relleno, cocktail de marisco, berenjenas fritas y churrasco. No hubo quejas, así que imagino que estaban ricos. El precio ronda la media de las tapas(2’5 €-3 €). No suelo salir por Camas así que no sé si el bar es caro para esa localidad o no. No voy a ir desde Sevilla para almorzar o cenar en él, pero si estoy por allí y es tarde, no es una mala opción porque la cocina está abierta hasta pasadas(y bien pasadas) las 12 de la noche.