La Taberna de Manolo

Genial y no defrauda.
La carne de las hamburguesas es de verdad y para los carnívoros es 100% recomendable, en familia o con amigos es un buen momento.

La taberna de Manolo tiene un encanto especial. Es una taberna de pueblo. Porque Colmenar no deja de ser un pueblo. Con el encanto que le otorga en el trato cercano y familiar y que a mi, personalmente, tanto me gusta. Además, con cierta solera, en Manolo’s sirven hamburguesas desde hace un porrón de tiempo, según dicen. Se han mantenido a lo largo de la historia porque su gracia se basa en la grandilocuencia de las raciones y del gigantismo de las hamburguesas. Está situado en la planta de arriba del centro comercial el Mirador de Colmenar de decoración rustico, tradicional y servicio normal.
Tienen una larga lista de hamburguesas, en las que hay que prestar larga atención para descubrir las pequeñas diferencias entre una dylan y una gordi (solo el queso), etc… y otra lista de otros tantos de sandwiches, además, algún que otro entrante. Sorprende (me), encontrar pimientos asados como ingrediente para la hamburguesa. Al lío, sobre las hamburguesas. Te las sirven envueltas en papel de albal como si fuera una pieza de contrabando. Viene bien de condimentos y bien de productos de los que anuncia en la carta. Tiene su buena altura de carne y bien de chicha dentro.
Las hamburguesas son las típicas que hace unos años dirías que están muy buenas pero que desde el boouuum kabum de las hamburguesas gourmet te haces fijarte en los detalles que marca auténticas diferencias.
Carne: sabor y punto. Tal como comentaba Vander, me niego a darle más de dos estrellas a un restaurante en el que no me ponen el punto de la carne como lo solicito. En este, no preguntan. Lo que es un déficit. Es carne de vacuno con sabor pero que entregan bien bien hecha. Ni siquiera al punto. Además, la carne no es de la calidad excelsa, ni de buey (es un unicornio), ni de una variedad de wagyu ni nada por el estilo. Carne picada de ternera normal y corriente de un grosor de un par de meñiques, bien condimentada. Tiene sabor pero no es especial y resulta seca tan hecha.
Pan. El mollete es el clásico americano de semillas de bollería industrial. Y aquí la otra sombra, yo pedí una gordi (que tiene un huevo frito). El pan de la hamburguesa en su concepción tradicional es para que una persona pueda comerla con las manos. Esta se deshacía entre los dedos, luego no quedó más remedio que, para no montar el número circense de tiranosaurio comiendo gofre, comerla con cuchillo y tenedor, con lo que me disgusta esto.
El resto de ingredientes, del tradicional de Hamburgo, es decir pan y carne, se puede decir que se explayan. Son generosos. Con la lechuga, en exceso. No tanta, un par de hojas basta.
El resultado es una hamburguesa casera, que llena y sacia pero que en absoluto entra en el top 10 ni hace que sea condición necesaria para desplazarte a colmenar. Si estás y te pilla de paso, adelante. Si no, pues pse, normal, ok! Si merece la pena volver es por el trato de sus dueños y personal. Más majos que las pesetas de las monedas de 25 con agujerito.
Ojo que las hamburguesas se sirven sin patatas. Si las quieres, debes pedirlas aparte.

Situación: sábado por la mañana de vuelta a Madrid tras pasar la mañana en Navacerrada y nosotros con ganas de comer, muchas ganas. Así que la opción estaba cantada y nos pillaba de camino, vamos al Manolo. Algunos lo conocían ya, otros no, como yo.
Nos la jugamos un poco porque nos acercamos sin reserva, pero conseguimos mesa para 6 sin ningún tipo de problema. Pedimos una ración enorme de patatas tres salsas (van a parte) y unos fingers de mozzarella para compartir. Y luego, una hamburguesa para cada uno, la verdad es que no hubo mucha variedad: 3 Eduardo Cheese, 1 Silvia Bacon, 1 Bea Bacon y yo una Multiplícate por Dos. Sí, fue el único que se atrevió con una que no fuera la simple.
La verdad es que no iba con ninguna expectativa al sitio en cuanto al pan, las patatas, la lechuga, etc. Sólo me llamaba la atención la cantidad y la carne y no me defraudaron. La carne muy jugosa y de calidad; la cantidad de 10 y no fue caro, 13,50 la doble. Tal es el tamaño de la cosa que la tuve que comer con cuchillo y tenedor, no quiero imaginar la triple… OMG.
Algo que debe ser política del lugar, por lo que me dijeron, es que todas las hamburguesas vienen al punto. Entiendo que será porque echan la carne a la plancha casi antes de haber hecho la comanda en la mesa. Y esto me lleva a otros de los puntos destacables: la rapidez en servir. Si mi último comentario sobre hamburgueserías iba marcado por las casi dos horas de espera, en el Manolo fue un visto y no visto.
En fin, volveré, pero dejando pasar el tiempo, aún estoy lleno

Cuando uno está de visita en Colmenar por primera vez en su vida y llega la hora de almorzar, lo mejor que puede hacer es consultar Unilocal.Viendo que algunos Unilocalers conocidos habían pasado por aquí (y que teníamos antojo de hamburguesa), decidimos ir a la Taberna de Manolo.
Nos costó un poco llegar, porque está un poco escondida y si vas con el coche es fácil que te lo pases. Una vez encontrado, entramos al frío y vacío portal que te recibe y subimos las escaleras. ¡Cómo cambia el ambiente! El local estaba lleno, pero afortunadamente había una mesa para dos.
Pedimos unos fingers de mozzarella, que estaban especialmente buenos, una hamburguesa Bea bacon y otra de roquefort con pimiento verde. Las dos estaban riquísimas, pero la segunda más. ¡Qué mezcla tan buena!
La atención fue extraordinaria en todo momento, cercana y amable. ¡Ojalá lo tuviésemos más cerca para volver!

Un lugar muy recomendable trato cercano y buena comida fuimos tras ver en la app los comentarios de la gente y la verdad se quedan cortos muy grato descubrimiento.

Local de comida rápida pensado para grupos grandes o familias. Hay que subir unas escaleras para llegar, supongo que así nos sentimos un poco mejor con nosotros mismos tras haber devorado una de sus hamburguesas, de gran tamaño y completas. De hecho es de agradecer el detalle de que te avisen del tamaño si pides algo para acompañar. Buen sabor en lo probado, a pesar del tamaño puede estar bastante lleno. Por suerte hay una parte previa a modo de bar donde tomar unas cañas mientras esperas o te arrepientes del atracón que te espera antes de hacerlo

A estas alturas de la película y yo sin hablar de la Taberna de Manolo…
Mi experiencia se basa en dos visitas, pues como punto negativo para los que vivimos en la capital se encuentra un tanto alejada como para poder ir más a menudo, pero no creo que las arterias de nadie se vayan a disgustar por ello.
La primera vez fuimos un grupo bastante grande y variado en el cual se consumieron todos los tipos y todos los tamaños imaginables, pues para los que no lo sepan uno de los puntos fuertes de este lugar es el brutal tamaño que llegan a alcanzar sus hamburguesas, rollo americano.
Sólo compartimos varias raciones de patatas ya que las hamburguesas vienen sin ellas.
Hay hamburguesas con y sin vegetales que van desde los 6,25 € hasta los 13,5 €, y con todo tipo de combinaciones posibles, no os voy a contar más porque lo suyo es verlo, y si os atrevéis catarlo.
Las dos veces pedí una «Bea Bacón» sin lechuga, recomendación de un consumidor avanzado en este lugar que extiendo a todo aquel que me lea, la lechuga sobra y os va a incordiar mucho más que os va a aportar, viene bastante cantidad picada demasiado fina y hace que todo se desmorone, aún más.
El pan es el típico panecillo normal que ahora que todos hemos probado otras cosas rechazamos con indignación, pero lo importante es el resto, os aseguro que la carne es de lo mejorcito que vais a encontrar. Y al menos el panecillo está tostado.
También hay hamburguesas de pollo, yo prefiero no mezclarlas con las hamburguesas tradicionales, o si no apetece se puede optar por sándwiches, platos combinados, entrantes…
Sin duda es un sitio que yo recomiendo visitar una vez, con hambre, con amigos, con posibilidad de cañas después o siesta mortal.

Las mejores hamburguesas de colmenar y parte del extranjero! Que ricas y no dejéis de probar las patatas con salsa de queso. Una de las mejores. Por cierto no os perdáis los nombres de las hamburguesas en la carta. Manolo de 10

Me habían hablado de unas hamburguesas descomunales hechas con ternera de Sierra de Guadarrama.
Lo que no esperaba es que fuesen enormes y que además las puedas acompañar con un filete de pollo empanado, (mi caso con una Manolo Mixta), que está delicioso y no puedes dejar de admirar a cada bocado, además de bacon, queso, huevo, pimiento verde y salsa barbacoa!
De todos modos que nadie se asuste, hay hamburguesas todavía más grandes, (la Manolo Triple), pero también las hay más pequeñas y otros platos que también merecen atención detallada, como hamburguesas vegetales o costillar entero, por ir de una punta a la otra!
Mención aparte para una muy cuidada bodega de vinos, algo muy raro en cualquier hamburguesería al uso.
El local tiene una entrada pequeña y un logo espantoso, vaya, que su numeroso público no llena el local, (que se llena varias veces), por estos reclamos. Aunque en Colmenar es muy conocido, seguramente por la afabilidad de su propietario, que sale a saludar y se le ve más campechano que al Rey.
Sitio ideal para tragaldabas y para ir con familia, es espacioso y algo ruidoso, servicio muy cercano y amable.
Si puedes elegir, ven con César G, es asiduo desde hace casi 20 años

«¿Estás seguro? ¿Sabes que es muy grande?». Sí. Sabía que era muy grande, pero me importaba bien poco: al menos una vez en la vida cualquiera tiene que probar la hamburguesa triple de la Taberna Manolo, una institución en Colmenar que sirve absolutas locuras en forma de hamburguesas triples que pesan casi un kilo y que levantarían a un muerto de su tumba.
Sorprendentemente (no soy yo muy amigo de la comida pantagruélica) la triple estaba BIEN RICA. Yo esperaba que fuese algo sosa y estuviese un poco seca, pero para nada en absoluto: la carne estaba tierna y riquísima.
Confesaré que me costó un poco acabármela: en efecto, es una burrada de un tamaño considerable. Eso sí, yo podré decir con gallardía que vencí a la hamburguesa triple del Manolo.

Me parto de la risa con tu reseña, Cris! Jajajaja! Es verdad que las alitas no estaban para tirar cohetes… pero no estaban malas tampoco, ¿eh?. Digamos que del montón.
El sitio está muy bien, muy cómodo, estilo casero… Las hamburguesas están bien, no son de las delicatessen a las que estamos acostumbrados, pero son de las «gochas», y por lo tanto, tienen mi aprobación.
Yo me mareé al ver la de tres pisos. La normal ya es XXL…
El dueño es servicial y cercano, el servicio agradable, aunque se echaba de menos alguno más, ya que los fines de semana se llena.
Se lo recomendé a un amigo de Colmenar, y ya ha ido dos veces en dos semanas, así que si vives por allí es una buena opción…Si no, tampoco es que te pierdas uno de los must de la Comunidad.

Mi reseña número 100 tenía que ser especial y me apetece que sea de este restaurante que conocí el sábado, gracias a César G, y que además compartimos unos cuantos Unilocalers. Es perfecto ;)
Vivo en Colmenar Viejo y había oído hablar de esta «taberna» pero nunca había entrado.
Parte de la historia de este local la viví al poco tiempo de llegar a Colmenar Viejo, cuando un amigo decidió llevarme a una cita muy romántica, a comer hamburguesas con las manos, y digo con las manos porque no te daban cubiertos en aquel momento y dadas las dimensiones y complementos de la misma, estaba claro que allí iba a chorrear todo y que, la cita sería al menos, cómica ;) Esto sucedía en Soto del Real en «Juian´s».
Me gustaría centrarme en el comentario un poco más pero como os he dicho, es mi reseña 100 y se me va de las manos: P
El caso es que La Taberna de Manolo me pareció un sitio entrañable y, si no recuerdo mal, en este local antes estaba «el chino de toda la vida» de Colmenar en el que tampoco estuve nunca.
Justo enfrente del Museo Geológico al aire libre, encontrarás el acceso al local, subiendo por unas escaleras.
Dispone de un amplio salón que, según parece, se llena todos los fines de semana, por lo que es mejor que llames para reservar y me pareció estupendo para ir con la familia, de hecho, al lado nuestro había una mesa gigante que parecía una boda ;)
César nos comentaba que al dueño le encantan los niños.
Si soy sincera me fijé poco en la carta. Primero porque había unos diez millones de cosas y me distraigo con facilidad y segundo porque iba con la idea de probar sus hamburguesas, para las que tienes bastantes opciones. Por ejemplo, si no te gustan con el tomate o la lechuga, tienes una zona de «hamburguesas sin» y que además son distintas de las otras, así que no dejes de ver todas porque lo mismo te gusta una y le puedes poner o quitar algún ingrediente que se te antoje ;)
También las hay vegetarianas y una que me hizo ojitos: la de merluza, pero como estaba carnívora ese día pues me la dejo para otra ocasión.
Las de pollo son de pollo empanado, como a mi me gusta ;)
Las hamburguesas no llevan patatas fritas así que pedimos un par de raciones para todos, que al final fueron tres, porque Carlos tenía el día patateril ;)
Eliges las salsas que quieres y, o bien te las ponen por encima o bien en unos «ramiquis» de plástico.
Ana tenía ganas de alitas de pollo y venía cacareando desde Madrid, así que hicimos sus deseos realidad y bueno, normales. No pude tirar cohetes y a mi me chiflan las alitas de pollo.
El momento hamburguesa fue épico, sobre todo cuando llegó la de Lolo y la de César.
Tres pisos de carne para el primero y dos para el segundo.
Ambos salieron triunfantes de la lucha y tuvimos que aplaudirles ;)
En mi caso, hamburguesa de un piso, soy chiquitica y elegí la de queso roquefort, con pimiento verde que le daba un puntito.
Estaba buenísima. No me hizo falta echarle mostaza, que soy muy mostacera, ni nada de nada. La carne en su punto perfecto y, para mi propia sorpresa, me la terminé como las niñas buenas ;D
Con los entrantes que compartimos, los dos dobles de cerveza que me tomé (muy bien tirados por cierto) y la hamburguesa, pagué unos 14 € que me parece un precio más que razonable.
Los camareros amables, aunque en algún momento parecía que jamás llegarían las cervezas, pero bueno, la verdad es que la sala estaba a tope y olvidarse, no se olvidan ;)
Seguro que mientras viva en Colmenar, algún que otro día me vuelvo a pasar o bien, cuando me vaya a Madrid a vivir, volveré, porque a mi sí me pareció que es un restaurante que merece la pierna ;)