Bar Guadalquivir

Buenos arroces y tapeo variado bastante apetecible.
La carne a la brasa, sequilla.
Los domingos está bastante lleno, y el servicio es demasiado lento.

Llevaba bastante tiempo queriendo ir a comer un buen arroz y, de rebote, me entero por los eventos comunidad Unilocal de la existencia de este sitio. Así que sin dudarlo llamé para reservar y allí que nos presentamos.
Y como siempre, éxito!!! No sólo con el arroz, todo lo que pedimos estaba excelente, como el revuelto de hortiguillas. Insuperable por lo que nos salió la cuenta, nos llevamos un buen sabor de boca en todos los sentidos.
Disfrutando esa enorme cacerola de arroz, sentado en la terraza mirando al río y al solecito del mediodía de estos días de invierno, pues como que no se echaba de menos estar playa. ;-)

Este es un sitio para comer arroz pero no comí arroz… oooohhh…
Fuimos a cenar y, claro, no son horas de comer el arroz que tanta fama le ha dado a este bar. Tenía muchas ganas de ir, buscaba algo bueno, bonito y no muy caro y por la zona de La Puebla Río o Coria del Río, y el Guaquivir lo tenía todo.
Pedimos un platazo de papas bravas a compartir entre dos, sobraron, era gigante. No picaban mucho, yo iba buscando sensaciones fuertes, pero nada, no hubo manera en este aspecto. Eso sí, estaban ricas, pero nada más. Si se buscan picante, hay que olvidar las papas bravas en este sitio.
De tapa pedimos croquetas de puchero y lomo de atún con mayonesa de gambas y una especie de pisto en salsa agridulce. Muy muy bueno. Me pareció curiosa la mayonesa de gambas, en Coria del Río son dados al pegotón de alioli con casi todas las tapas, al menos en ciertos bares más tradicionales, es otra manera de hacer la mayonesa/​alioli distinta y que me sorprendió gratamente. Las verduras eran berenjenas y calabacines, sino recuerdo mal, y estaban buenas, con su salsa agridulce dándole el punto asiático que tan de moda se ha puesto en el pueblo en los últimos años. Decir, que el atún, siendo el atún cómo es, no estaba muy seco a pesar de estar a la plancha y tenía muy buen sabor.
De postres pedimos tarta de limón y tarta de arándanos, creo que sobraron las tartas, aunque no se le dice nunca no al postre, sobraron. La próxima vez me pido la Muerte por chocolate, que me explicó el camarero todo lo que llevaba y solo hacía salivar.
El sitio es grande, tanto la parte de dentro como la parte de los veladores, con vistas al paflu (paseo fluvial), la decoración no es muy allá pero se ve limpio y agradable para poder pasar una buena velada de charla mientras se llena uno la barriga. Además, el servicio de camareros fue muy amable. Ninguna pega en ese respecto.

Sí, lo sé, este bar atrae a la mayoría de la gente por sus arroces, pero yo no soy muy aficionada a ello, así que sin desmerecer para nada la opinión de la mayoría, yo suelo pedir otro tipo de tapas.
De mis favoritas el queso frito, o cualquiera de sus solomillos.
Un bar excelente, que tiene unas vistas fantásticas al río y muy apropiado para ir a su terraza a comer cuando la temperatura en el pueblo acompaña.
Muy recomendable. Ahh… y el servicio muy bien. Atienden con bastante celeridad.

ARROZ.
La palabra de arriba es la definición de este lugar, bueno, habría que entrar en más detalle, arroz a la marinera (y todavía sin probar alguno más). La paella estaba muy rica también, pero mejor el que os comento, a la marinera.
El sitio está en una situación perfecta, si coges mesa… (llama para reservar y poder disfrutar de la comida al cien por cien) comes viendo el río Guadalquivir a su paso por Coria. En nuestro caso coincidió una de las veces y vimos pasar un carguero, que impresiona bastante por el tamaño, tiene que ser todavía mas increíble cuando pasen barcos aún más grandes.
Hay muchas tapas y platos, pero os aconsejo que si vais a por el arroz, pidáis lo justo de tapas o no podréis con todo, y sería una pena desperdiciar ese arroz.
RECOMENDABLE COMPLETAMENTE PARA TOMARSE UN «ARROLITO»

De vez en cuando tengo antojo de paella, y la mayoría de las veces acabo comiendo otra cosa, así que cuando surgió la idea de venir hasta aquí no lo dudé. ¡Por fin iba a comer mi ansiado arroz!
Y tanto que comimos arroz, primero una paella que estaba riquísima y después un arroz caldoso a la marinera. ¡Ay Omá! Me iba a salir arroz por las orejas pero estaba tan bueno que daban ganas de rebañar la paellera.
Lo mejor (pero menos que el arroz, claro) fue ver la cuenta. Fue baratísimo, vamos, que estoy deseando volver a Coria y comerme una paellera yo sola.

No os engañéis: aquí se viene a comer arroz. Y, si puede ser, a hincharse a arroz. Pero que las cantidades sean ingentes y por un precio bajísimo no quiere decir que perdamos en calidad: aquí probé la paella y el arroz caldoso a la marinera, entre los que no sabría decir cuál estaba mejor, realmente deliciosos ambos. Por desgracia, dos raciones de cuatro personas para comer entre seis son demasiado para dejar hueco a otras cosas, pero eché el ojo en la carta a un hojaldre que espero catar en próximas visitas.
Quizá por la locura de pedir tanta comida (y la locura mayor de comérnosla entera), tuvimos el honor de que la propia cocinera se acercara a saludarnos.
Si vas con buen tiempo, o no demasiado malo, recomiendo que te sientes en la terraza para disfrutar, además de la comida, de las vistas al paseo marítimo de Coria, agradabilísimas.

Si te gusta el arroz caldoso y andas a la búsqueda de un restaurante que te lo prepare rico y a un precio asequible, tienes que ir al Bar Guadalquivir.
Se sitúa frente al paseo marítimo del Río Guadalquivir, con unas vistas agradables. Lo habitual es sentarse fuera con el buen tiempo, aunque disponen de un toldo que cubre bastante. Lo único malo es que la gente se pone a fumar y los toldos son de estos herméticos, por lo que puede convertirse en un mal rato. Si esto crees que te puede perjudicar, pide mesa dentro.
Lo mejor es reservar, sobre todo si vas a pedir un arrozaco. Y, además, ir prontito, porque tardan en hacerlo (te lo hacen a demanda).
A veces tienen arroces fuera de carta, cuando yo fui tocó paella. Ese día probamos paella y arroz de marisco, demasiado ricos para ser cierto.
Un día que fuimos sobre las 15 y algo nos advirtieron de que el arroz tardaba y tomamos otros platos y tapas que también estaban bastante buenos. Eso sí, aprendimos y reservamos para la siguiente vez.
¡Ah! En una cazuela grande pueden comer 4 personas, tenlo en cuenta y no te pases pidiendo.

Descubrí este sitio gracias a dos apasionados del arroz, como yo, y… ¡menudo descubrimiento! Se trata de una arrocería que además tiene una carta muy extensa y ofrece cantidad de platos y tapas de todo tipo, desde montaditos tradicionales a cocina creativa. Todo riquísimo.
Tengo un grandísimo recuerdo de el arroz a la marinera que comí la primera vez que vine y, aunque hace poco pude volver, lamentablemente el bar estaba hasta arriba de gente y nos avisaron de que si pedíamos arroz iba a tardar, al menos, una hora, por lo que optamos por pedir un platazo de jamón, una ventresca y un revuelto que estaban la mar de ricos.
Me quedé con las ganas de repetir con el arroz, pero la próxima vez tendré la precaución de llamar para reservar antes y asegurarme de que podré quitarme el antojo, porque… ains, qué rico estaba.
En cuanto al local, lo mejor que tiene es la terraza de fuera con vistas al Guadalquivir y al paseo «marítimo», aunque en el interior hay un salón amplio bueno para grupos. Los camareros siempre fueron atentos y sinceros, especialmente con el tema de la espera para el arroz, con simpatía y buen humor.