A veces algo cosas raras por motivos colaterales a mi trabajo, como ir a polígonos industriales a desayunar. Esto es una cafetería-restaurante en mitad de uno de ellos que está muy próximo al aeropuerto y uno hubiera esperado un ambiente menos elegante y pulcro, algo así como una taberna de piratas en la Isla Tortuga. Por contra nos hemos encontrado con unos camareros muy majos y atentos y con unos montados que te confunden de lo grandes que son(media pistola, el bocadillo es pistola entera). Además, también contra todo pronóstico, el sitio es bastante agradable estéticamente dentro de su categoría, y de hecho me ha recordado mucho a un viejo restaurante del barrio Salamanca que pasó a mejor vida no hace tanto tiempo. Esperaba algo distinto y la realidad me ha golpeado los morros, positivamente por una vez en su vida. Bien hecho, realidad. Como pega: está dentro del polígono y, si no sabes exactamente donde queda, puede resultar ligeramente incómodo de encontrar; pero si lo sabes, es apuesta diaria para desayunar.