Es una tradición desde que con catorce añitos los amiguetes nos sacábamos la licencia del vespinillo escaparse algún que otro domingo tarde a Cullera a merendar algún Crêpe de los que hacen en la calle del Cabañal. Hoy, aunque con bastante menos asiduidad, me gusta de vez en cuando hacer la misma escapada y disfrutar de un buen Crêpe salado para merendar, que normalmente acaba siendo también cena. Una cosa curiosa es que hay dos creperias una junto a otra desde siempre, o al menos desde que yo recuerdo. Habitualmente solemos ir a la otra(que se llama La Crêpe, hasta en el nombre se imitan) puesto que generalmente siempre tiene más gente, e interpretamos eso como que es mejor. Pero hoy había gente, no tenía ganas de esperar y aquí no había nadie así que, allá vamos. Y la verdad es que no entiendo porque la otra creperia tiene más éxito. Quitando de la masa, que si parece ligeramente mejor, en el resto de cosas La Crêpe d’Or la supera: El jamón y el queso son de mejor calidad, son algo más grandes y mi sensación es que están hechos con más cariño, un poco más despacio y así el relleno se integra mejor en el Crêpe. La variedad de crepes es realmente muy amplia, tanto dulces como saludos. Si no quieres Crêpe, tienes también gofres, perritos y aquí además también venden algo de frutos secos, papas y licores. Creo que la próxima vez repetiremos aquí.