Tengo 37 años y conocí el Mesón el Tabanco con 12 años, en una de las primeras visitas que tuve la suerte de hacer a este Villa de El Bosque, que todos deberían conocer alguna vez. Antonio, el alma del Tabanco, es una persona especial que ha sabido transmitir todos estos años su forma de entender la vida y la gastronomía tanto a familiares y empleados como a sus propios clientes. Entrar por primera vez en El Tabanco es hacerlo sabiendo que no será la última. La cocina es simplemente espectacular y el servicio excepcional. La cocina casera que ofrece el Tabanco está viva, lo mismo te puedes comer un pescado fresco que acaban de traer desde Cádiz y que cocinan como nadie, o un pollo de campo, venado, jabalí o cualquier otra de las lindezas que puedes encontrar por estas tierras. El registro de este establecimiento es tan amplio que incluso se atreven con las pizzas al horno de piedra por las noches para delicia de los más pequeños, la ibérica está tremenda… El lugar tiene un encanto tan especial como sus moradores, y cuenta con un pequeño hotel con habitaciones rústicas que te harán plantearte si de verdad merece la pena marcharte o quedarte al acabar la cena. Sé que cualquiera que lea este comentario puede pensar que soy familiar o amigo, creo que me considero posiblemente ambas cosas, pero lo conocí allí, en El Tabanco, y desde entonces tiene en mí a un auténtico hoolligan de este Mesón. Mejor, no duden tras leer este comentario y prueben a acudir a un lugar especial, en donde por fin, les prometo que comerán sin consultar ni una sola vez el móvil, porque en el Tabanco, todo el tiempo se detiene, todo el tiempo es para uno mismo, certificado…