Llegamos por la noche y nos sentamos en su estupenda terraza con vistas frente al mar. Su carta es bastante completa en lo que a gastronomía italiana se refiere, luego nos enteramos que es el más antiguo de la zona, por algo será. Nos decantamos por una pizza y un plato de pasta rellena a la carbonara, para compartir ambos. Espectacular la pasta, se nota que era fresca y con un sabor intenso sin pecar de salado ni restos de glutamatos, la mejor que he probado en años. La pizza barbacoa no le iba a la zaga, también suprema en cuanto a cantidad y calidad de la masa y los ingredientes, sabia a barbacoa pero no a la típica prefabricada, era casera y con un toque muy especial. El servicio en todo momento estuvo muy amable y atento, el precio, para ser turístico en primera linea en un ambiente romántico dentro e informal fuera no esta nada mal. Muy recomendable.