Miquel Jane

Que la DO Penedès es extensa y con multitud de distintas subzonas vinícolas es un hecho cierto que se confirma cada vez que tienes la oportunidad de visitar una de sus múltiples bodegas. Desde la subzona del Garraf, con sus suelos calcáreos y sus vientos salinos, hasta las partes mas elevadas de la comarca, a 500 metros sobre el nivel del mar, existen una variedad de microclimas que otorgan muy distintas personalidades a los vinos que allí se elaboran. Recientemente hemos visitado las Bodegas J. Miquel Jané, ubicadas en la zona alta de la DO, exactamente en Font-​Rubí, cerca de Vilafranca. Un «Celler» familiar con mas de 200 años de historia forjada por una larga saga de viticultores que hoy en día posee dos fincas emblemáticas, Cal Costas y La Baltana Vella, donde se elabora una gama de vinos que van desde los blancos brillantes y afrutados hasta los tintos mas corpóreos que han sido premiados en multitud de concursos internacionales. Ciertamente, J. Miquel Jané es DO Penedès, pero sus viñas crecen a más de 400 metros de altura y eso les confiere unas características diferenciales respecto a otras zonas de la DO mas atemperadas. Son «vins de muntanya».
La visita de la Bodega incluye un paseo por las viñas acompañados de los propios empleados del Celler. Poco a poco y con todo lujo de detalles vas comprendiendo el inmenso trabajo que hay detrás de cada una de las botellas de vino que luego vas a poder degustar en una cata dirigida por ellos mismos. De forma didáctica y fácilmente comprensible, estos «expertos» te introducen en los secretos del cultivo de una planta, la vid, que exige de unos conocimientos y cuidados que su propia leyenda de «arbusto» no te hacen suponer «a priori» pero que descubres al mismo tiempo que empiezas a comprender la inmensa evolución que ha sufrido la viticultura en los últimos tiempos. Viñas «en vaso», «emparradas», en «t», cepas, esquejes, tolbas, prensas, despalilladoras, centrifugas, tanques de aluminio, barricas, botellas, … hacer vino, buen vino, es mucho mas técnico y complejo de lo que parece, pero al mismo tiempo la suma de todos los pasos a seguir te revela el vinculo mágico que existe entre la viña y el vino, puesto que tras todo un largo proceso de cultivo y elaboración puedes reconocer en el vino muchas de las sensaciones que has experimentado al visitar la viña. En una copa de vino puedes llegar a reconocer aquel aroma que flotaba en la viña, o intuir como un tipo de suelo puede aportar unas notas minerales singulares. El punto culminante de la visita llega en el momento en el que estimulado por todo lo visto y oído te enfrentas a la degustación –cata– de los vinos, que se plantea atendiendo a la regla, no escrita, de empezar por los blancos, seguir por los rosados y finalizar con los tintos. En fin, una visita muy recomendable si quereis aprender sobre uvas, viñas y vinos, y que ademas os va a permitir descubrir y probar unos vinos distintos y especiales elaborados bajo la DO Penedès, pero con un carácter marcadamente «de muntanya»