Es uno de mis obligatorios cuando voy a León. Tengo que ir sí o sí, es como«la font de canaletes» de Barcelona! Bueno no, eso seríà la catedral, pero vamos que tengo que ir y tomarme un chocolate con churros, menos en verano, que lo obligatorio era un cucurucho con helado. Me trae muy buenos recuerdos de cuando era pequeña e iba con mis abuelos. Cada vez que entro es como volver a aquella época. No ha cambiado nada: sus helados, los dulces, las galletas, la bollería y al fondo las mesas para sentarse. Siempre siempre está lleno, y eso es porque los precios son decentes y lo que ofrecen está riquísimo.