De aquí la verdad que puedo decir pocas cosas, sobretodo sin utilizar superlativos. Está es, sin duda alguna, la mejor heladería en la que he estado, no sólo en la isla, diría también en toda mi vida. Ir a lugares como este no es sólo ir a comer un helado porque te apetece, es disfrutar de una experiencia culinaria que como mínimo te va a sorprender.