Mi nueva tienda favorita, ¡por descontado! Entras, eliges el tamaño de tu tarro, eliges el conjuro que quieres preparar y rellenas todo bien de chucherías. ¡Lo mejor es que siempre sabes lo que vas a pagar!(Claro, que en el frasco caben solo unas cuantas chuches, no todas las chuches del mundo!). Es divertido plantarse allí y buscar, entre las dos plantas, las preceptivas chucherías. Obviamente, no es barato(al fin y al cabo, estás en una tienda de chuches de dos plantas en plena Gran Vía), pero al menos se aleja un poco del concepto de tienda de chucherías tradicional, que me parece importante. Al contrario que en otras tiendas próximas, ¡las cuches están tapadas, así que no se ponen duras!